El presidente de la república hizo caso omiso al llamado, desconoció los estudios técnicos y hay quienes afirman que su respuesta fue criminal: “Esperemos que pasa, a quien hay que auxiliar, porque ordenar evacuar ahora resultaría muy costoso”. Postura similar asumió el gobernador. La suerte estaba echada para esta población de 40.000 habitantes, como lo dijera el emperador romano Julio Cesar, pero no por hechos naturales, sino por la falta de solidaridad del gobierno nacional, de la burguesía colombiana que no maneja relaciones humanas sino intereses económicos.
Así, Armero quedó condenada a desaparecer, como efectivamente sucedió. Hubo 25.000 muertos y desaparecidos.
El represamiento de las aguas del río Lagunilla, el inminente deshielo del nevado del Ruiz y la erupción del volcán Arenas amenazaban la vasta región del norte del Tolima. Era una especie de crónica anunciada que el gobierno nacional, departamental y municipal evadía a punta de sofismas y desinformación.
Sin embargo, las personas más prestantes de Armero, Tolima, no ocultaban su desazón temiendo la reactivación del nevado del Ruiz en cualquier momento, máxime que era ya prácticamente frecuente la ceniza que caía en cantidad en toda la región incluso, en otros departamentos.
Una carta dramática es enviada a la casa de Nariño con el fin de que el presidente Belisario Betancur Cuartas, tomara atenta nota y dejara caer sobre esta ciudad su poder y ayuda humanitaria. Pero, como en la obra de García Márquez, “El coronel no tiene quien le escriba”, el pueblo armerita no obtuvo respuesta.
Dicha carta fue firmada por personalidades de la comarca, entre otras: Ramón Antonio Rodríguez, alcalde especial; Ancízar Rivera, presidente defensa civil; Jairo Ramírez, Director instituto Darwin; Edgar Ephren Torres, Director museo antropológico; Roberto Ramírez, presidente cruz roja; Fernando Cervantes, presidente club rotatorios; Octavio García V., personero municipal; Campoleón Castro Gil, comandante bomberos; Julio Rebolledo Arboleda, hacienda El Puente.
El texto de la misiva es el siguiente:
Doctor
Belisario Betancur
Presidente de la república
Palacio de Nariño
Bogotá
“Preocupados situación fenómeno natural ocasionado por volcán Nevado del Ruiz imprevisible precisar momentos críticos amenaza población armerita. Solo estos momentos conlleva aprender próximos peligros como enorme represamiento río Lagunilla se formó hace más de ocho meses por invierno que ahora vuelve repercutir en eminente bomba de tiempo por los problemas volcán nevado del Ruiz. Alentados por los científicos como lo conoce el gobierno y opinión pública. Razón suficiente hace pedir al gobierno nacional urgente atención para constituir obras de prevención donde épocas atrás en similares fenómenos río Lagunilla penetró ocasionando desastre en la población. Siendo hoy de incalculables proporciones por la superpoblación actual de la ciudad. Agradecemos la atención a este S.O.S. de la ciudadanía armerita. Cordialmente”.[1]
El presidente de la república hizo caso omiso al llamado, desconoció los estudios técnicos y hay quienes afirman que su respuesta fue criminal: “Esperemos que pasa, a quien hay que auxiliar, porque ordenar evacuar ahora resultaría muy costoso”. Postura similar asumió el gobernador. La suerte estaba echada para esta población de 25.000 habitantes, como lo dijera el emperador romano Julio Cesar, pero no por hechos naturales, sino por la falta de solidaridad del gobierno nacional, de la burguesía colombiana que no maneja relaciones humanas sino intereses económicos.
Así, Armero quedó condenada a desaparecer, como efectivamente sucedió.
Por Nelsòn Lombana.
Ibagué, noviembre 9 de 2010
(1) Tomado Diario COMBATE, periòdico liberal del Tolima, noviembre 14 de 1985
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Armero sepultado imágenes:
http://www.youtube.com/watch?v=nN87PbaQz2I&feature=related
Omair
http://www.youtube.com/watch?v=MKL2M-qw4sU&NR=1
Fuente, vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/video-ordenar-evacuar-ahora-seria-muy-costoso-presidente-betancur-ante
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