En doscientos años de república,
los chilenos estamos todavía en desarrollo de nuestra identidad. ¿Somos
chaqueteros, ladrones, vivarachos? ¿O más bien ganadores y arribistas?
Un pequeño abre bocas de las características que suenan cuando se habla
“del chileno” para que comencemos a conversar sobre cómo nos vemos a
nosotros mismos.
Entre tanto día feriado, vino tinto,
empanadas y celebraciones varias por el bicentenario, nos preguntamos
qué es lo que distingue al chileno de cualquier otro ser humano en el
mundo, qué es lo que nos hace sentir orgullo o vergüenza ante la
pregunta ¿Cómo somos y cómo nos ven?
En los tiempos actuales, donde el
consumismo y las ganas de ascender social y económicamente son las
principales motivaciones de esta especie bicentenaria, quisimos hacer
nuestro propio perfil, consultando a su par de entendidos que nos
ayudaran a transparentar nuestra identidad y revelar si la pillería,
arribismo y flojera son parte de nuestra génesis.
¿JAGUARES O RATONES DE COLA PELÁ?
Según la socióloga Patricia Valenzuela,
el consumismo se ha transformado en una racionalidad de los chilenos,
ya que sus acciones están focalizadas en que para ser feliz o lograr un
status familiar, profesional y social hay que tener “ciertas”
condiciones mínimas de desarrollo.
“Cuando hay plata en los bolsillos nos
compramos todo: hay que tener lo último en tecnología, moda, cambiar la
decoración y el auto; nos creemos la última maravilla y somos
especialistas en hacer comparaciones con nuestros pares. Pero cuando
las cosas no van tan bien, aflora el verdadero identikid chileno:
Sobrendeudado, desordenado y malo para pagar”.
CHAQUETEROS
Tal vez en el único lugar del mundo
donde se utiliza la palabra “chaqueteo” para denostar una condición del
gentilicio local sea aquí mismo. Nos gusta que al otro le vaya mal y
hacemos lo posible porque eso pase. Hay quienes confunden el chaqueteo
con ser excesivamente crítico, ya que siempre estamos pendientes y
opinando sobre lo que hacen o dejan de hacer los demás.
Para Valenzuela, es imposible no sentir
envidia de los logros de los demás, ya que si estamos en la misma
carrera por conseguir esos triunfos, es innegable sentir malestar porque
el otro lo consiguió primero. “Esto pasa en cualquier parte del
mundo”, argumenta.
¿FLOJOS Y SACADORES DE VUELTA?
Hora de llegada a la oficina: 8.30. Si
llegamos puntuales, la primera parada no es nuestro escritorio o puesto
de trabajo, sino el cafecito y la revisión del correo-e, facebook o
twitter. Nos damos unas cuantas vueltitas por los escritorios de los
compañeros antes de por fin concentrarnos en nuestra pega.
Según el Informe de Indicadores Clave
del Mercado de Trabajo de 2007 de la OIT, Chile ocupa el lugar número
167 en productividad laboral de 357 países, ya que aquí se trabajan 45
horas semanales legales y, comparativamente a nuestro PIB (Producto
Interno Bruto), sólo son productivas el 48% de estas horas. En otras
palabras, somos campeones para “sacar la vuelta”.
Para el historiador y poeta, Marcelo Zúñiga,
no podemos generalizar esta condición, pero la gran mayoría preferiría
estar en cualquier parte menos que en su puesto de trabajo, pero más que
una condición propia de nuestra idiosincrasia, es el sistema en general
que está hecho para que nuestra productividad sea tan baja.
“El chileno no es flojo. Si analizamos
sólo la población de Santiago, claramente su productividad será baja, ya
que pasa tres cuartas partes de su día en el trabajo y movilizándose
hacia él, a lo que agregamos los bajos sueldos y las malas condiciones
laborales. Si existiera una reingeniería de cómo nos planteamos la
productividad, tal vez se pueda maximizar los resultados”.
SOLIDARIOS
Con cada teletón, bingo a beneficio o
rifa pro fondos de cualquier causa, siempre acuñamos la frase típica,
“Chile campeón del mundo en solidaridad”. Pero… ¿Es una característica
propia del chileno?
Para los investigadores consultados
anteriormente, la respuesta es muy relativa. Cuando nos atañe de cerca
una tragedia somos los primeros en pedir ayuda o buscar apoyo de los
demás, pero cuando se trata de ayudar por ayudar, ahí la cosa cuesta un
poquito más. “Tienen que removernos para solidarizar con mi vecino. No
somos quedados, pero sí cuesta mirar para el lado y darnos cuenta que
hay otros que necesitan más de uno”, señala Marcelo Zúñiga.
LO QUE NOS MUEVE
Una de las características que podemos
rescatar es la necesidad de estar acompañados. “Al chileno le gusta
compartir en grupos. Le gusta estar con su familia, gusta de las fiestas
y celebraciones. Vibra con los feriados para organizar panoramas,
asados, paseos o su clásico partido de fútbol. Y más allá de que eso sea
negativo o positivo, es la gran característica de nuestro pueblo”,
argumenta Patricia Valenzuela.
Apasionados por el deporte masivo, pero
no practicantes; veedores incansables de televisión, no de calidad, pero
devotos de la programación prime. Gozadores de la buena mesa, no tan saludable, pero cuando es compartida con la familia es mucho mejor.
Como es natural, hay diversos tipos de
personas con temperamento y características distintas, pero lo que nos
hace únicos, es la capacidad de empuje y tesón que ponemos en las cosas
que realmente nos importan. Pueden ser muy personales o colectivas,
pero cuando a los chilenos nos interesa algo y queremos conquistarlo, no
hay obstáculo que nos haga desistir.
Así empezamos la carrera para llegar a
los 300 años. Seguro que nos falta mucho para terminar de describir
características de lo que somos o dejamos de ser. ¿Qué más nos falta
para completar el perfil del chileno de corazón? ¿Usted qué opina?
Fotografía: Leopoldo
Tello – Féliz González, Peluqueros – Peluquería “Tello”, calle San
Antonio – Agustinas. De la serie fotográfica “Trabajando en Santiago”,
por Óscar Órdenes.
El Ciudadano N°88, segunda quincena septiembre 2010
http://www.elciudadano.cl/2010/11/01/el-chileno-un-ejemplar-unico-en-su-especie/
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