"Si rescatamos la memoria podemos construir futuro", resumió a IPS
Carolina Carrera, presidenta de la no gubernamental Corporación Humanas,
organización feminista detrás del libro "Algunas, otras. Linaje de
mujeres para el Bicentenario 1810-2010", lanzado este mes.
Publicado con el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el texto da cuenta de
la vida y especialmente los aportes concretos y simbólicos de 21
mujeres, entre las que se cuentan indígenas, obreras, sindicalistas,
feministas, escritoras, educadoras y abogadas, entre otras.
"No queríamos hacer una biografía tradicional sino política de las
mujeres", explicó a IPS la editora Ximena Zavala. Por ello incluyeron
escasas referencias a la vida privada de las protagonistas. Buscaban
seguir sus huellas en el espacio público.
La obra "rescata historias de mujeres que no están en la historia
oficial, de mujeres que fueron visionarias, luchadoras, que rompieron
con el orden de género" dominante, complementó Carrera.
Por ello les costó mucho encontrar información. Buscaron, por ejemplo,
si los nombres de estas mujeres dan vida hoy a calles, escuelas,
agrupaciones profesionales o centros culturales o si tienen algún otro
reconocimiento público. Para su sorpresa, algunas sí.
El libro de 207 páginas parte con la historia de "Anuqueupu", más
conocida como "Janequeo", una indígena mapuche que, según cronistas del
tiempo de la colonia española, encabezó a fines del siglo XVI varias
batallas contra el ejército de ese entonces imperio.
Janequeo habría buscado vengar la muerte de su pareja, el cacique
Potaen, y obtener la libertad de su gente. En los sangrientos
enfrentamientos en el sur de Chile, la mujer de "espíritu varonil"
habría liderado a miles de indígenas.
Aunque posteriores historiadores cuestionaron la real existencia de la
líder mapuche, transformando su figura en un mito, la investigación
advierte que Janequeo nombra pasajes, calles y avenidas de ciudades como
Concepción, Valdivia y Santiago.
"Nosotros entrevistamos a mujeres mapuches que nos contaban que durante
la dictadura (1973-1990) salían gritando 'Janequeo, Janequeo'", contó a
IPS Ximena Zavala.
Otras mujeres incluidas en el libro son Catalina Villarroel, que en
pleno siglo XVI presentó una demanda de divorcio eclesiástico contra su
marido por violencia doméstica, y Matilde Throup, la primera mujer
abogada en Chile. También están Rosario Ortiz, Antonia Tarragó, Isabel
Lebrun, Juana Roldán, Matilde Brandau y Carmela Jeria.
A ellas se agregan la feminista Belén de Sárraga, una española exiliada
en América Latina, Esther Valdés de Díaz, Teresa Flores, Rebeca Barnes,
Delia Matte Pérez, Graciela Mandujano, Sara Guerin, Elvira Santa Cruz
Ossa (Roxane), Abdolomira Urrutia, Marta Vergara y la mapuche Herminia
Aburto Colihueque.
Muchas de ellas abrieron al mundo femenino las puertas de diversas
profesiones y actividades, antes de participación exclusivamente
masculina.
Y "aunque no necesariamente se definían a sí mismas como dirigentes
políticas, aportaron a la construcción del feminismo en Chile", plantea
Carrera.
María Cornella Olivares, definida en el libro como una "mujer liberal,
ilustrada y provocadora", fue recluida por soldados españoles a
comienzos del siglo XIX, quienes le raparon el cabello y las cejas para
exhibirla y humillarla en la sureña ciudad de Chillán por "incitar a la
revolución".
Tras la independencia, fue homenajeada por el héroe de la independencia chilena Bernardo O'Higgins.
Mercedes Valdivieso, en tanto, escribió "La Brecha" (1961), considerada la primera novela feminista de América Latina.
Una de las excepciones del libro, por su reconocimiento público, es
Catalina de los Ríos y Lisperguer, bautizada como "La Quintrala". Esta
hermosa terrateniente colonial del siglo XVII fue acusada de
innumerables crímenes contra sus amantes e inquilinos. "Ella representa
todo lo que una mujer no puede ser", dice el texto.
La Corporación Humanas, un centro de estudios y acción política
feminista, espera hacer circular el libro en las facultades
universitarias de historia y en los postítulos de género. Si es posible
también en colegios.
Aunque una de las presentadoras del libro, la historiadora Emma de
Ramón, criticó el "formato tradicional" elegido por la Corporación, que
definió como "panteón" de reseñas y "galería de celebridades", el cual, a
su juicio, corre el riesgo de crear "caricaturas" o "retratos
simplificados", Zavala defendió el trabajo.
"Personalmente yo me inscribo en la tradición del feminismo de la
igualdad, donde el énfasis está puesto no en la diferencia sino en la
reivindicación de igualdad. A nosotras nos importa mucho la idea de que
la democratización es producto de luchas consecutivas de muchas mujeres y
a veces de hombres", explicó.
"Me parece interesante hacer otro formato que no sea el tradicional de
reseñas, pero eso requiere una historia de las mujeres, de la vida
cotidiana, común, para lo que se requieren muchos recursos", arguyó.
Según Zavala, de la investigación surgieron varias preguntas. Por
ejemplo, "¿por qué las calles tienen ciertos nombres?, ¿por qué hay
monumentos con ciertos personajes y no otros? ¿quiénes y con qué
criterios deciden esas cosas?". Pero eso materia de otro estudio,
concluyó.(FIN/2010)
Fuente, vìa :
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=96962
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