En Intercambio Uruguay fue un mensaje tras otro, y nadie quería creerlo.
Elegimos dos de ellos para pintar al Sabalero …….. ni los mejores, ni los peores ……… pero dos que nos llegaron profundo.
El primero es de un pibe joven , Nahuel Gonzalo, que contaba “¿Que tristeza verdad? Tuve oportunidad de conversar con él en el teatro Florencio Sánchez, una vez.
Le comente que cantaba, y que me gustaban sus canciones, tenia 9 años, no hace mucho, tengo 14, y él, con su humildad, comenzó a hablarme de música, no conversamos mas de 40 minutos, mientras mi viejo me buscaba.
Desde ese momento, el sabalero pasó a ser un ícono para mi, un ejemplo a seguir. Aún lo es, y levanto mi copa, que hoy esta autorizada a llenarse de un tinto, para saludar a este maestro”.
El otro es de alguien algo más veterano, que se identifica como “Virtual Uruguay”, y dijo: “Me llamaron a las nueve y media de la mañana para darme la mala nueva. José Carbajal “El Sabalero” había sido encontrado muerto en su casa de Villa Argentina (Ciudad de la Costa, Canelones) en alguna hora de esta madrugada de mierda del 21 de octubre. Esa casa la había terminado de pagar con los derechos de autor que le correspondieron porque Soledad Pastorutti había grabado una canción suya, que en poco tiempo generó más beneficios económicos que, posiblemente, todas las obras juntas de José en toda su vida. Así la diferencia entre los “pro populares” como José y los “popularizables” como Soledad. Así el mercado discográfico, que felizmente esta vez al menos le entregó 30 mil dólares en mano al lacacino, de un solo saque, para poder afianzar su nuevo arraigo en estas tierras que siguen siendo angostas y ajenas. Posiblemente su hijo Alejandro ya esté en vuelo desde Holanda para asistir a otra muerte, como pocos años atrás lo hizo, pero en vuelo inverso, para estar presente en el sepelio de su hermana Susana en aquellas tierras europeas que durante tantos años de represión asiló a José. José reclamaba una “muerte viva” y lo encontró en la cama, y no era para morir en una cama José, así, tan estúpidamente indefenso, como la muerte de Susana. Susana iba en un coche por alguna carretera holandesa hace, no sé, unos cuatro años, y la agarró un banco de niebla y cayó al río. Fue la única que no sobrevivió de los ocupantes de ese auto. José estaba en Holanda. Llamé enseguida a Alejandro a Santa Ana, pero su suegro me dijo que ya había partido hacia el aeropuerto de Carrasco. Nos quedó pendiente un proyecto común de un programa de televisión que haríamos con él, pero que fue censurado incluso antes de emitirse, incluso antes de firmar contrato, incluso antes de mostrarlo, ni bien hablamos sobre lo que el programa piloto que presentamos contenía. “La viuda” es el título del último disco grabado por José, con temas de (y en alusión a) el argentino Higinio Mena. Qué ironía,carajo. Cuando lo presentó en el cine teatro Metro de Montevideo me llamó José para invitarme a esa presentación, me regaló el disco y me dio una de las mejores sorpresas que podía darme, más allá del disco y de la presentación: Alejandro y su banda oficiaron de teloneros. Por primera vez padre e hijo compartían escenario. Si hasta sonó la “Chamarrita de los pobres” en tiempo de reggae por la banda del menor de los Carbajal. Alejandro se quedó en Holanda y José se quedó en Uruguay, aunque con frecuentes viajes a sus pagos del ex exilio. Esta mañana su representante entró como pudo a la casa de Villa Argentina y lo encontró durmiendo con la “puta, vieja y fría” que lo había tumbado para siempre. Otra vez, antes, me llamó José para invitarme a un toque suyo en la sala Zitarrosa, que cerró con aquel “La muerte” que compuso para otro hijo suyo muerto en su exilio mexicano a poco de nacer. “Venite derecho a la prueba de sonido y nos tomamos una antes del recital y nos ponemos al día”, me dijo. “Pero si vos no tomás más”, le dije. “Un café, hermano”, me dijo. Y así fue. Lo vi de pelo largo pero absolutamente blanco en canas, y como jodiendo le ironicé “¿dejaste de teñirte?”. “Sí, ahora me asumí con la edad que tengo”, me respondió. No sabía que el lacacino se teñía, pero sí sabía que hacía poco había muerto Susana, y entendí sin más, sin volver a tocar el tema. Como cinco años antes lo vi en la explanada de la Intendencia de Colonia, y grabamos una entrevista previa a ese recital suyo, libre y gratuito (de ahí esta foto). “¿Cómo andás, José? Se te ve bárbaro”, le dije. “No, ¿qué bárbaro?”, me respondió. “Sí, en serio, se te…”. “¿Qué bárbaro?, ya no puedo chupar más, no puedo fumar más, no puedo hacer nada. ¿Qué bárbaro?”, me repitió. Hacía poco lo habían operado en Holanda a corazón abierto y se había salvado de asco. Pero andaba bárbaro. Hacía ya muchos años que no componía nada porque “no me sale nada, loco…”, y de ahí sus grabaciones de temas de otros que se repitieron por lo menos en la última década. Pero temas de otros que ningún otro los podía haber hecho mejor que el Sabalero. De hecho “La viuda” fue prácticamente un refritado de temas (la mayoría de ellos) ya incluídos en el disco “Entre putas y ladrones”, con canciones de Higinio Mena, al que conoció en La Plata por un peluquero en común que los presentó “porque me parece que ustedes tienen mucho en común”, le dijo. Fue (es) el mejor intérprete de canciones que dio el mundo, sin ninguna duda. También un enorme compositor mientras lo fue. Pero sobre todo un tipo que sabía (sabe) decir como ningún otro. Supongo (deseo) que su obra y su recuerdo vivo quedarán en la memoria y en la vida de mucha gente durante un tiempo largo. Nació en Juan Lacaze, comenzó de fabriquero y sindicalista “de clase” siendo muy chico, ahora lo están velando, y a mí no me pasa ni el agua del mate por la garganta. Un abrazo, hermano, y ojalá haya otro mundo donde nos encontremos, lo más distante posible en el tiempo, pero no creo. Y la puta que lo parió”.
Y la referencia al dinero que ganaba El Sabalero comparado con Soledad nos hizo acordar de una canción inédita que mandó hace unos meses a IU el propio Virtual Uruguay …… donde José Carbajal cantaba para una publicidad de jabones ……… y así se ganaba la vida ………
Virtual lo presentó diciendo: “iCompañeros: revolviendo papeles y otras texturas encontré un compacto con un aviso radial, emitido hace como diez años, donde José Carbajal canta un tema que jamás editó en ninguno de sus discos, compuesto para la publicidad de una marca de jabón. Aquí lo comparto para quienes le interese”.
Y el amigo jujuy68 nos contó lo que decía la parte más publicitaria del jingle que, por suerte, parece que no le hicieron cantar al Sabalero: “Se comen, se comen se comen la mugrecita, burbujitas savorex”.
¿Será posible que nuestros más grandes artistas deban vivir así, mientras los auténticos piratas que editan sus obras se llenan de dinero?
Aquí está el LINK a ese jingle jabonoso, que se merecería un muy buen lugar en cualquier disco del Sabalero ……….
Fuente, vìa :
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