La deportación de gitanos iniciada por Francia desencadenó un
enfrentamiento “viril” entre Nicolas Sarkozy y el presidente de la
Comisión Europea, José Manuel Durrao Barroso. Ayer, al cabo del Consejo
Europeo celebrado en Bruselas, los 27 jefes de Estado y de gobierno de
la UE se mordieron la lengua y evitaron criticar a Nicolas Sarkozy.
Todos, al parecer, menos uno: Barroso. Según reveló el primer ministro
búlgaro, Boyko Borissov, Sarkozy y Barroso protagonizaron un
encontronazo de tono subido. Borissov dijo que se produjo una “disputa
muy violenta” entre Barroso y Sarkozy. Durante la rueda de prensa final,
Sarkozy desmintió el altercado: “Si hay alguien que mantuvo la calma y
que se abstuvo de hacer comentarios excesivos, he sido yo (...). Conozco
muy bien al señor Barroso y lo aprecio y lo apoyé en su elección”, dijo
el presidente.
Sin embargo, pese al desmentido, varias delegaciones confirmaron la
veracidad de la confrontación. Eso es lo que detalla el diario Le Monde.
Según el vespertino, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude
Juncker, habló de un intercambio “macho y viril”. Un diplomático europeo
citado anónimamente por Le Monde agregó que “los gritos eran tan
fuertes que se escuchaba todo desde la otra punta del corredor”. No sin
ironía, la canciller de Alemania, Angela Merkel, evocó “una discusión
franca”. En cuanto al clima general entre los 27, Merkel puntualizó: “En
lo que atañe a la calidad de los platos, el almuerzo estuvo bien”. El
enojo de Sarkozy contra la Comisión Europea nace con los comentarios que
hizo la responsable de Justicia y Derechos Fundamentales de la UE.
Viviane Reding había considerado “vergonzosa” la existencia de una
circular del Ministerio de Interior francés en la cual se designaba a
los gitanos como principales destinatarios de las medidas de seguridad
anunciadas por el Ejecutivo. La frase de Reding que ofendió a Sarkozy es
la siguiente: “Pensaba que Europa ya no sería más testigo de este tipo
de situación después de la Segunda Guerra Mundial”. La comparación
excesiva entre lo que ocurre hoy y el régimen nazi ofendió a París. En
este sentido, durante una reunión de trabajo previa al almuerzo y en la
que estaba Barroso, Sarkozy dijo que “la Comisión hirió a Francia”. El
meollo de esta crisis inédita en los anales de la UE no consta sólo de
las opiniones de Viviane Reding, quien, por otra parte, ya se disculpó,
sino también y sobre todo de la forma selectiva en que se deportó a
gitanos hacia Rumania y Bulgaria.
Nicolas Sarkozy aseguró que los 27 líderes de la Unión se
desolidarizaron de las declaraciones de Viviane Reding. El presidente
del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, comentó que la frase
de Reding les pareció a los europeos “fuera de lugar”. Entre los jefes
de Estado y de gobierno, sólo los de Italia y República Checa
manifestaron su apoyo público a Francia en la polémica sobre los
gitanos. Es lícito recordar que Silvio Berlusconi fue el primero que,
hace dos años, lanzó un operativo contra lo que llamó “la emergencia
gitana”. El decreto firmado por Berlusconi ordenaba “alejar o expulsar” a
los gitanos. En junio de 2008, el número dos del Ministerio de Interior
italiano, Alfredo Mantovano, dijo al diario Il Tempo que los gitanos
“constituyen una etnia conectada a un cierto tipo de delitos. Robos y
asaltos”. El operativo berlusconiano no provocó en aquel entonces
ninguna reacción en las instituciones de la Unión Europea. Silencio
total.
El antagonismo central con Francia no se aplacó: éste no tiene como
actores a los 27 Estados, sino a la Comisión Europea y a Francia a raíz
de la expulsión de los gitanos. El estilo de las deportaciones no pasa.
Así, por ejemplo, José Manuel Durrao Barroso recalcó en conferencia de
prensa que “la discriminación de las minorías étnicas es
inaceptable”. El conflicto llevó a Viviane Reding a pedir que se
entablara un “procedimiento de infracción contra Francia” por el uso
discriminatorio de la directiva sobre Libertad y Movimiento (ésta
garantiza la libre circulación de las personas al interior de las
fronteras de la Unión Europea). El presidente francés puntualizó ayer
que “Francia seguirá desmantelando todos los campamentos ilegales,
independientemente del origen de quienes los ocupen”. La aclaración
tiene su peso porque corrige el desastroso efecto de la circular sobre
los gitanos (5 de agosto) que de-sencadenó la polémica actual.
Nicolas Sarkozy no logró ayer disipar el malestar creado por su
política y por sus comentarios. Cuando Sarkozy evocó las palabras de
Viviane Reding dijo que si tanto le interesaban los gitanos no tenía más
que recibirlos en Luxemburgo (el país de Reding). El primer ministro de
Luxemburgo se molestó con el comentario de Sarkozy, al que juzgó “mal
intencionado”. El jefe de Estado francés empañó las relaciones de París
con sus socios europeos. De una manera bien concreta, Sarkozy consiguió
exportar al corazón de la Unión la temática con que gobierna Francia
desde que llegó al poder en 2007: la confrontación.
Foto :
Barroso y Sarkozy en la foto oficial de la cumbre europea.
Imagen: EFE.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-153285-2010-09-17.html
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