Casi tres décadas más tarde, en Chile,
comuneros mapuches efectúan una prolongada huelga de hambre reclamando
derechos ancestrales. La opinión pública chilena, en general, ha sido
manipulada por los gobiernos de la Concertación y, ahora, por el
gobierno de Sebastián Piñera, que utiliza a los medios
de comunicació para desviar la atención de una realidad que se
invisibiliza, pese al inminente riesgo de muerte de algunos de los
comuneros cuyo estado de salud está cada vez más debilitado.
Apenas encendemos los televisores, los
eternos “matinales” donde se entremezcla farándula, moda, deportes y la
vida íntima de cualquier personaje, el torrente “noticioso” oculta una
tragedia que, de no adoptarse medidas inmediatas, afectará a todo el
país.
Por su parte, los noticiarios destacan
el rescate de los mineros atrapados en Copiapó, el juicio contra una
mujer que mandó asesinar a su ex pareja, contratando a un sicario, el
baile de una perrita chilena en un show en Estados Unidos, o la
participación de Piñera en Wall Street, junto a empresarios dueños de
las mismas minas que hoy amenazan la vida de trabajadores chilenos y que
han usufructuado de las enormes ganancias que ofrecen esos yacimientos.
Sin embargo, no se puede tapar el sol
con un dedo. La verdad es que la aplicación de una ley concebida en
dictadura, y aplicada tanto en la década de los años 80 como en al menos
dos gobiernos concertacionistas, representa fielmente el sentir de
quienes se sienten dueños de Chile, tanto políticos como empresarios,
que han utilizado a las fuerzas represivas y torcido a su antojo las
leyes para apropiarse de tierras en el sur y perseguir a sus legítimos
dueños, encarcelándolos, torturándolos y asesinándolos con total
impunidad.
Las protestas no se han hecho esperar,
pero recién en las últimas semanas forman parte de la pauta noticiosa de
los medios de comunicación y motivaron una extensa pero estéril
discusión en el Congreso Nacional, todo esto mientras los comuneros se
debilitan aún más, pero sólo físicamente, pues su moral permanece tan
altiva como hace 500 años.
Es hora de que la ciudadanía organizada
actúe. Que ejerza presión y demuestre su rechazo a la ley
antiterrorista y su adhesión a la causa del pueblo Mapuche, por la
recuperación de su tierra y de su dignidad como Nación, con todo lo que
ello implica, para obligar a las autoridades competentes a adoptar
medidas de fondo, estructurales y definitivas.
Las horas siguientes, en términos
médicos, son vitales para quienes se encuentran en huelga de hambre. No
debemos esperar que el ejemplo de Bobby Sands, en la lejana Irlanda, se
repita en Chile, pues sus consecuencias políticas, históricas,
económicas y sociales causarán más estragos en el alma nacional que la
destrucción provocada por el último terremoto. La causa mapuche es la
causa de los oprimidos, de los despojados, de quienes han sido ignorados
durante siglos, y que hoy nos golpean la conciencia.
Si un sólo comunero fallece durante la huelga de hambre, crecerá un ejército mixto de winkas y Mapuches que hará temblar los cimientos de este país, y a ese ejército adhiero.
Fuente, vìa :
http://www.elciudadano.cl/2010/09/24/antes-de-que-sea-tarde-justicia-para-el-pueblo-mapuche/
http://www.elciudadano.cl/2010/09/24/antes-de-que-sea-tarde-justicia-para-el-pueblo-mapuche/
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