No sólo Francia está expulsando a los gitanos rumanos de su
territorio. “Está sucediendo en varios países de la Unión Europea,
incluida Italia, Alemania, Dinamarca y Suecia”, afirma Robert Kushen,
director ejecutivo del European Roma Rights Center, una
organización dedicada a luchar contra la discriminación de las minorías
étnicas en todo el continente. La expulsión de la población romaní se
ha convertido en un problema “europeo”.
Ese fue uno de los escenarios más temidos por la entrada de Rumanía y Bulgaria en la Unión Europea (UE) en 2007.
Ayer,
Francia pidió a la Comisión Europea obligar a Rumanía a detener el
éxodo de gitanos rumanos en distintos países del viejo continente.
El
ministro francés de Inmigración, Eric Besson, invitó a otros cuatro
países de Europa (Italia, España, Alemania y Reino Unido) a una
reunión informal en materia de inmigración, en París el 6 de septiembre.
También
se llamará a Bélgica, que ahora preside la UE, a Grecia, un país de
tránsito de los extranjeros que tratan de llegar a la comunidad, y
Canadá, lidiando con los inmigrantes gitanos de Hungría y la República
Checa.
“Espero que no olviden que hay libre circulación de
ciudadanos dentro de la UE”, dijo Robert Kushen, por teléfono desde
Budapest. “Y que detrás de este movimiento migratorio está la
discriminación estructural y la extrema pobreza que soportan los
romaníes en sus países”.
El primer ministro francés, François
Fillon, ayer escribió al presidente de la Comisión Europea José Manuel
Barroso. Le pidió que tome medidas para garantizar que los cuatro
millones de euros de fondos de la UE que van cada año a Rumanía se
utilizen para integrar a la población romaní.
Vivian Reding,
vicepresidente de la Comisión Europea, ha enviado un mensaje en forma
de una declaración: “Yo creo que los gitanos son una parte importante
de la población de la UE y es de vital importancia que estén bien
integrados. “El Comisario de Justicia también ha seguido la situación
en Francia. Sabe que corresponde a cada Estado miembro garantizar el
orden público, pero espera hacerlo dentro de las normas de la Unión.
La
libertad de movimiento de ciudadanos no fue un derecho inmediato para
Rumanía y Bulgaria. Entraron con algunas restricciones, tales como la
exigencia de un contrato de trabajo antes de finales de 2013. Esta
exigencia se produce en Bélgica, Alemania, Irlanda, Francia, Italia,
Luxemburgo, Noruega, Austria, Reino Unido y Malta.
Robert Kushen
cree que los romaníes no están siendo tratados como ciudadanos sino
como una masa homogénea de la que quieren desprenderse - en
contradicción con la directiva de libre circulación y el Convenio
Europeo de Derechos Humanos, que prohíbe la expulsión colectiva de
extranjeros.
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