Varios millones de
dólares en propiedades controla la Unión Sacerdotal cuyo líder es
Fernando Karadima, el religioso acusado de abusos sexuales. CIPER
detectó más de una decena de inmuebles a nombre de la organización, la
que además controla la propiedad de la parroquia El Bosque -avaluada en
más de US$ 10 millones-, templo desde el cual Karadima construyó su red
de influencia en la elite conservadora. Se trata de datos clave en las
investigaciones judicial y eclesiástica, pues el círculo de Karadima ha
efectuado millonarios pagos a personas que denuncian abusos o que
podrían ser testigos y se requiere establecer el origen de esos dineros.
Entre los bienes hay inmuebles comprados por orden de Karadima en los
que vivió el médico James Hamilton en el mismo período en que, según
acusa, el sacerdote mantuvo relaciones sexuales con él. Las acusaciones
de los cuatro denunciantes originales fueron reforzadas por impactantes
relatos a los que CIPER tuvo acceso, entre ellos el del canciller del
Arzobispado y ex miembro de la Unión Sacerdotal, Hans Kast.
El 22 de agosto del 2009, 16 días después de cumplir 79 años, el
sacerdote Fernando Karadima Fariña llegó hasta el nuevo condominio
Parque las Lilas, en Eliodoro Yáñez 2831, esquina El Bosque. Una
imponente torre de 16 pisos. Lo acompañaban cinco sacerdotes y un laico,
que constituyen hoy su núcleo más íntimo, su último círculo defensivo
frente a las acusaciones de abuso sexual que enfrenta ante la justicia
desde abril de este año.
Allí estaban los sacerdotes Juan Esteban Morales Mena y Diego Ossa Errázuriz, párroco y vicario de la iglesia el Bosque, respectivamente; Andrés Arteaga Manieu (obispo auxiliar de Santiago), José Tomás Salinas Errázuriz y Antonio Fuenzalida Besa, el trío que hoy constituye la directiva de una organización muy relevante en la historia del sacerdote Karadima, la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón de Jesús [1].
En el grupo también iba Francisco Costabal González, ingeniero y presidente de la Acción Católica, movimiento de laicos de la parroquia El Bosque y quien vive en la misma iglesia.
En la flamante torre, el grupo pidió ver los planos y visitó el
departamento piloto. Para las distintas personas que observaron el
recorrido que hizo -y cuyo testimonio recogió CIPER-, quedó claro que
uno de ellos ostentaba toda la autoridad. Sólo Karadima hacía las
preguntas y decidía qué hacer, comentando sobre la calidad de lo que
buscaban. Los demás asentían.
El departamento que más le complació tenía tres habitaciones y tres
baños repartidos en 156 metros cuadrados. Desde el ventanal principal se
podía ver la parroquia El Bosque en toda su extensión y la plaza Loreto
Cousiño, bautizada así en homenaje a la antigua propietaria de toda esa
zona que en los años 40 dio los dineros para levantar el templo donde
Karadima fue vicario durante 25 años y párroco por casi 23 años.
Al parecer, Karadima quedó satisfecho. Cuatro días después volvió
para supervisar la compra del departamento 801 de la torre A, más dos
estacionamientos y una bodega. Todo en 7.491 UF, unos 159 millones de
pesos (UF de $21.230).
El departamento, sin embargo, no quedó a nombre de Karadima. Se
inscribió como patrimonio de la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón de
Jesús. Y quien firmó la compra fue Andrés Arteaga Manieu, que además de
obispo auxiliar es director de esa organización desde hace más de 20
años.
Dicho departamento fue el segundo que los sacerdotes de la Unión
Sacerdotal compraron en ese condominio. El primero fue adquirido con
anterioridad, en verde, el 801 de la torre B de Eliodoro Yáñez 2839.
Pagaron otros 159 millones. También éste tiene vista a todas las
instalaciones de la parroquia El Bosque.
El súbito impulso inmobiliario de la directiva de la Unión Sacerdotal
y su conductor, Fernando Karadima, no terminó allí. Días después, en
septiembre de 2009, el grupo realizó una nueva inversión: compraron
otros dos departamentos en la Torre A del mismo condominio (el 701 y el
1201 más cuatro estacionamientos y dos bodegas). Lo cancelaron con un
vale vista por 15.158 UF, unos $320 millones.
En dos meses, el padre Karadima supervigiló la compra de propiedades por más de $600 millones.
A
diferencia de los dos primeros departamentos, los dos últimos quedaron a
nombre del sacerdote Antonio Fuenzalida Besa, consejero y pieza clave
de la estructura financiera de la Unión Sacerdotal y también del círculo
más estrecho de la confianza de Karadima.
Fuenzalida, párroco de San Vicente de Paul (Paradero 14 de Vicuña
Mackenna), es también uno de los dueños de Turismo Cocha, empresa que
normalmente usaba Karadima para sus continuos viajes al extranjero. La
investigación de CIPER arroja que viajaba normalmente al menos una vez
al año fuera de Chile. Lo hacía en primera clase y se hacía acompañar de
un séquito de al menos tres o cuatro personas.
La Unión Sacerdotal obtuvo su personalidad jurídica el 13 de agosto de 1948 [2]
y su misión fue fomentar la misericordia y la adoración de Jesús entre
los sacerdotes diocesanos que se sumaran a ella. Pero lo hechos indican
que uno de sus objetivos ha sido también la acumulación de bienes
inmuebles. Sólo en los alrededores de la parroquia El Bosque, CIPER
logró ubicar otras cuatro propiedades a su nombre:
Dos departamentos están en la comunidad “Los Apóstoles”, edificada
frente a la parroquia El Bosque (el Nº 602 de El Bosque 915 y el Nº 702
de El Bosque 957 más cuatro estacionamientos y dos bodegas). Por cada
uno se pagó más de $66 millones. Y una casa en Carlos Antúnez donada a
la Unión Sacerdotal por Nicolás Arzía Goles en 1984.
El cuarto inmueble está ubicado dentro de las instalaciones de la
iglesia pero separado y con una puerta de entrada por calle Eliodoro
Yáñez Nº 2820. Allí funciona el “Centro Médico El Bosque”. Su avalúo
fiscal es de $156 millones y la Unión Sacerdotal paga contribuciones por
$469 mil. Lo arrienda un grupo de médicos que paga la mensualidad a una
cuenta a nombre de la Parroquia El Bosque.
Pero hay otro bien raíz que es el más valioso y el que encierra los
mayores misterios. Es la manzana donde se ubican todas las instalaciones
de la iglesia del Sagrado Corazón (El Bosque), un conjunto que incluye
la imponente torre y una casa sacerdotal, obra del arquitecto italiano
Carlos Bresciani. Su avalúo fiscal es de 5 mil 164 millones de pesos (unos 10 millones de dólares).
No paga contribuciones, por ser un lugar destinado al culto. Y como
propietario, figura la “Parroquia de El Bosque”, una entidad sin RUT.
¿Quién
representa a esa entidad? La exhaustiva búsqueda que hizo CIPER en el
Conservador de Bienes Raíces, la Municipalidad de Providencia, Impuestos
Internos y otros registros oficiales, muestra que esta enorme propiedad
está bajo el control de la Unión Sacerdotal, es decir bajo el control
de Fernando Karadima (Ver recuadro [3]).
Uno de los documentos que lo prueban fue presentado ante la
municipalidad de Providencia. Está fechado el 24 de mayo de 1988 y lo
firma el sacerdote Andrés Arteaga, obispo auxiliar de Santiago y
director de la Unión hasta hoy. En el solicita, como representante del
propietario del terreno “que tiene además acceso por calle El Bosque Nº
822 y Juan de Dios Vial Nº 1225”- un certificado de número [4].
LOS PAGOS QUE ACUSAN
La precisión sobre los bienes de que dispone Karadima, la Unión
Sacerdotal y los obispos y sacerdotes que componen su círculo más
íntimo, se ha vuelto un tema crucial en la investigación judicial por
los abusos sexuales de los que está acusado tanto él como el sacerdote
Diego Ossa, vicario de la Parroquia del Sagrado Corazón.
Y ello porque los orígenes y montos de los recursos que maneja
Karadima y su grupo se convirtieron en nudo de la investigación judicial
en el preciso momento en que la fiscalía que investiga los abusos
sexuales detectó las extrañas “donaciones” de varios millones de pesos
que Karadima y el vicario Diego Ossa hicieron a personas que podían
tener información sobre los hechos denunciados. Todos ellos cercanos a
la Unión Sacerdotal y al cerrado grupo de la Iglesia de El Bosque.
Al menos uno de ellos, Oscar Osbén, funcionario de la Fundación Las
Rosas entre 2003 y 2006 (la que dirige el sacerdote Andrés Ariztía,
miembro de la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón), dijo haber sido
abusado por el vicario Diego Ossa en la Parroquia San Vicente de Paul y
le pidió $100 millones “en compensación por los daños”. Así consta en
los testimonios y documentos que recogió CIPER [5].
También en la fiscalía existe constancia de ello, ya que Diego Ossa,
actual vicario de la Parroquia El Bosque, admitió haberle pagado a Osbén
$8 millones, acotando: “y no se le dará más”.
Karadima, en su declaración ante el fiscal, afirmó que se le habían
pagado $10 millones. Una cifra distinta a la que CIPER recogió de C.E.,
quien conocía desde hacía muchos años a Diego Ossa y a Osbén y que
además trabajó en la Parroquia El Bosque hasta el 31 de mayo pasado.
Según C.E., a Osbén le pagaron una parte en dinero efectivo, más la
cancelación de una deuda por un auto Chevrolet Sedán que mantenía con la
empresa Forum y otros tres millones y medio de pesos por una deuda en
los dividendos de su casa.
¿De dónde salieron los dineros para esos pagos?
Testigos
directos consultados por CIPER afirman que buena parte de los
beneficios se dieron en dinero en efectivo y al menos uno de ellos, a
Oscar Osbén, fue hecho con un cheque firmado por el propio sacerdote
Karadima.
De hecho, fueron estos pagos a Osbén, realizados a través del abogado
de Karadima, Juan Pablo Bulnes Cerda, los que gatillaron el envío del
juicio a un tribunal del sistema antiguo. Y ello, porque el fiscal
Xavier Armendáriz, encargado de la investigación, ordenó que se allanara
la oficina del abogado Bulnes.
El rol de Bulnes en este episodio es relevante. Se reunió con Osbén
al menos en tres ocasiones. La primera en una clínica de Santiago. La
última, en el Parque Arauco, precisamente el domingo de Pentecostés,
cuando los católicos celebran la bajada del Espíritu Santo sobre los
apóstoles, que les entrega la fuerza para salir a evangelizar, y que se
interpreta como el nacimiento de la Iglesia Católica.
Cuando Armendáriz solicitó a un juez la autorización para el
allanamiento, éste ordenó que el juicio fuera enviado al sistema antiguo
ya que todas las denuncias de abusos sexuales databan de antes de 2005.
La oficina del abogado Juan Pablo Bulnes no fue allanada. Sin embargo,
la arista de la investigación por los pagos sigue en manos de
Armendáriz.
OTRO MISTERIO DE KARADIMA
El conductor y guía espiritual de los miembros de la Unión Sacerdotal
y de El Bosque, no tiene, al menos en Santiago, propiedades a su
nombre. La que tenía en calle Padre Restrepo 2615, departamento Nº 3,
herencia de su madre, la vendió en enero de este año en 2 mil UF.
Karadima tampoco registra inicio de actividades ante Impuestos
Internos. No paga impuestos. Sin embargo, sí posee dos autos: ambos VW.
Un Golf modelo 2.0 del 2000 y otro modelo Gol Crossover 2008 color gris
urano, adquirido el 9 de enero de 2008.
Uno de los numerosos cercanos a la comunidad o miembros de ella con
los que CIPER habló, afirmó que Karadima controla varias propiedades,
pero que todas ellas las pone a nombre de otros sacerdotes. Que muchas
de ellas se arriendan y los pagos van directamente a la cuenta de
Karadima. Sólo unos pocos van a las cuentas de la Parroquia (corriente y
de inversiones) en los bancos de Chile y BICE.
Al informarse de las “donaciones” hechas por Karadima a posibles
testigos del caso, el Arzobispado de Santiago se apuró en averiguar si
se habían ocupado los dineros que aportan los fieles a la Parroquia del
Sagrado Corazón. La investigación, hecha por el obispo auxiliar Fernando
Chomalí, determinó que no fue así. Incluso se hizo una declaración
pública al respecto.
No obstante, la investigación de CIPER logró determinar dos aspectos centrales de estos pagos.
El primero: el Arzobispado no puede fehacientemente demostrar que no
hay dineros de fieles usados en estas entregas de dineros, simplemente
porque no existe una contabilidad clara. De hecho, solo hay un libro de
ingresos y de egresos, los que revisó el obispo Chomalí. Y estos libros
calzan. Pero son libros contables primarios. Ni siquiera incluyen
balances. Sólo ahora, a raíz del escándalo, se comenzó a utilizar un
sistema contable. Por lo tanto, nadie puede afirmar que todas las
donaciones recibidas por la parroquia figuren en los libros.
Lo cierto es que CIPER ha reunido media docena de fuentes que afirman
que eso no es así. Una de ellas es C. E. , quien desde hace mas de 13
años está ligado a la comunidad de El Bosque y que hasta el 31 de mayo
pasado fue sacristán en ella.
C.E. afirma que todos los empleados de El Bosque ganaban más de lo
que aparecía en las planillas que se enviaban al Arzobispado. Ese dinero
extra, que él mismo recibía y que casi duplicaba su sueldo, se los
pagaban en efectivo: “El padre Fernando (Karadima) nos decía que lo
hacían así para evitar comentarios y que en el Arzobispado no supieran
cuánto ganábamos de verdad”,
Un segundo hecho arroja dudas sobre el uso que hace Karadima y su
grupo de los dineros que han recibido y reciben como donativos. Y éste
se desprende de las millonarias “ayudas” a los empleados que
abruptamente se produjeron en la comunidad de la Iglesia del Sagrado
Corazón hacia fines del año pasado. Precisamente en el momento clave de
las denuncias contra Karadima.
El
propio sacerdote acusado asumió frente al fiscal que al primer
sacristán de la iglesia desde 1982, J. Onésimo Cea y a su esposa Silvia,
cocinera de El Bosque desde 1994, les compró una casa, justamente el
año pasado, “en la que se invirtieron $ 20 millones”. Y acotó: “Lo hice
porque yo lo quise. Agradecido por cómo se portó con mi madre”.
Otro de los empleados que en octubre pasado recibió un regalo fue el
secretario P. Vasconcellos, a quien Karadima afirmó haberle entregado de
ocho a 10 millones de pesos.
Y hay más movimientos. Todos se desencadenaron después que el
canciller del Arzobispado recibió nuevamente las denuncias de abuso
sexual en contra de Karadima (que se originaron en 2003), a fines de
2009. Ese canciller es Hans Kast, el mismo sacerdote que perteneció
durante 20 años a la comunidad de El Bosque y a la Unión Sacerdotal, de
las que cortó todo vínculo en 2005.
CONTROL TOTAL
El 10 de mayo de este año el sacerdote Hans Kast Rist, declaró ante
la justicia en la investigación por abuso sexual que tiene como acusado
al párroco de El Bosque.
Karadima fue párroco durante 23 años (hasta 2006) de ese templo y
confesor y director espiritual de cientos de jóvenes de la elite
económica y social. Entre ellos estaba el propio Hans Kast, su discípulo
hasta que se distanciaron en 2005.
Kast declaró ante la fiscalía que vio a Karadima besar a dos adultos
jóvenes en la boca, afuera de su habitación en la parroquia y que a uno
de ellos le pidió que el beso fuera con lengua.
Relató también que una vez vio a Karadima referirse a un adulto joven
como su “dama de compañía”, a otro lo llamó “pololo” y a un tercero le
tocó los genitales y las nalgas por fuera del pantalón. Que a veces
algunos adultos jóvenes se quedaban hasta muy tarde con el padre
Karadima y se iban de madrugada por la puerta de atrás de la parroquia,
por calle Juan de Dios Vial.
El actual canciller del Arzobispado habló también de “los cuetos”,
una expresión que usaba Karadima para referirse al sexo y que surgió a
partir de un programa de televisión sobre sexualidad y relación
matrimonial de Enrique Cueto. Y declaró que Karadima le pedía a James
Hamilton que hicieran un “cueto profundo”.
James Hamilton es uno de los principales denunciantes de Karadima,
junto a José Andrés Murillo, Fernando Batlle Lathrop y Juan Carlos Cruz
Chellew.
La declaración de Kast le dio otra fuerza y cariz a las acusaciones
contra Karadima en un momento en que buena parte de la elite católica
conservadora no quería creer lo que se decía del sacerdote que había
marcado generaciones. A los denunciantes Kast les da un respaldo
inesperado y desconocido hasta ahora.
En su testimonio no sólo habla de toqueteos o juegos homosexuales,
como algunos otros testigos. El canciller del Arzobispado sugiere que
Karadima puede ser capaz de dominar las voluntades de jóvenes que se
acercan a él confiadamente. De hecho, cree que puede ser necesario que
se lo someta a un examen sicológico.
Kast
relató a la fiscalía que a veces Karadima parece querer reemplazar la
figura paterna de algunos jóvenes, subvalorando a sus padres reales. Y
dice estar preocupado por algunos adultos jóvenes y la influencia que se
ejerce sobre ellos. Y se pregunta si no habrá víctimas en su grupo más
cercano, personas a las que hay que ayudar a liberarse sanamente. Se
pregunta si en Karadima no hay un “encantador espiritual”.
Por último, el sacerdote que declaró haberse alejado de allí aburrido
del constante uso del lenguaje de doble sentido en el círculo más
cercano a Karadima, se pregunta si lo que ocurre ahí no es un ambiente
inflamable en el que basta una pequeña chispa para que ocurra un abuso
mayor.
Karadima le respondió. En su círculo y ante el fiscal. A éste último
le dijo: “Encuentro una infamia y una falsedad lo que él dice. Fuimos
muy cercanos durante 25 años, veraneé con otras personas en su campo
muchas veces, pero nos distanciamos en 2005, él se alejó, ignoro
exactamente por qué… son infamias… No me explico el por qué de su
actitud, quizás le cayó mal algo que dije sobre sus estudios o lecturas o
sobre su intento de cambio de nombre”.
Y sobre el uso de la palabra “cuetito”, añadió: “En cuanto a lo que
significa “cueto”, fue por un programa de la TV y para mí significa
alguna conducta inmoral, indebida”.
DOS TESTIGOS CLAVE
Un testimonio que ahonda en la personalidad de Karadima ofreció
también el sacerdote Fernando Ferrada Moreira, párroco de la iglesia
Jesús Carpintero de Renca. Fernando y su hermano Andrés, también
religioso, se formaron en El Bosque, al alero de Karadima, pero Andrés
se separó hace algunos años del sacerdote.
Karadima, dijo Fernando Ferrada, tiene una personalidad fuerte “que
impone su voluntad confundiéndola con la voluntad de Dios, y que
confunde la salvación con hacer su voluntad e insiste en la obediencia.”
Fernando Ferrada sabe a los extremos que se pude llegar obedeciendo a
Karadima. “A mí me alejó de mi hermano Andrés debido a que él se apartó
de su influencia. Sólo ahora hemos vuelto a hablar después de mucho
tiempo en que no lo hacíamos. Todo esto ha sido como un proceso
paulatino de darme cuenta de lo que sucede”, declaró.
Distintos testimonios recogidos por CIPER muestran a un “Karadima
público” que conocen los fieles y otro, muy distinto, que se despliega
ante sus más cercanos. Es lo que dice F.G.B., quien se acercó a la
parroquia a los 18 años, en los momentos en que su padre pasaba por una
grave enfermedad.
Su testimonio es clave para la investigación judicial y también para la eclesiástica (ver recuadro [6]).
Muestra a un Karadima contradictorio, cruel y obsesionado con el
dinero. Dice: “Una vez lo vi vaciar las bolsas de la colecta de la misa
suya, que era muy concurrida y se juntaba bastante dinero, y arrojar
monedas y billetes al aire, diciendo ‘Y pensar que toda esta plata es
mía’”.
Y añade: “Pero lo que más me desconcertaba era su actitud física,
pues tenía la costumbre de dar golpecitos en la zona genital, como a la
pasada. Lo vi muchas veces y también lo hacía conmigo. Siempre se iba a
esa parte del cuerpo. También daba besos en la cara muy cerca de la
boca; había que corrérsela, y a veces los besos quedaban ‘cuneteados’.
Incluso me daba cuenta de que algunos de los jóvenes eran como expertos
en esquivar la situación, como Horacio Valenzuela, el actual obispo de
Talca, que era maestro”.
LA MASTURBACION QUE APRISIONA
En el relato de James Hamilton, uno de los principales denunciantes,
aparece una y otra vez el carácter dominador. Una de sus facetas era el
control económico.
Hamilton se acercó a la Parroquia El Bosque a los 17 años. Igual que
otros denunciantes que acusan abuso sexual, a Hamilton le faltaba el
padre. Karadima le dijo que él sería su padre. Y que tenía que saludarlo
como tal, de beso. Dice que pronto, empezó moverle la cara para robarle
un beso en la boca para luego reírse diciendo que era una broma.
También le toqueteaba los genitales, como accidentalmente. Y como él
veía que a todos se lo hacía, pensaba que Karadima estaba poniendo a
prueba su templanza sexual.
Cuando
tenía 18 años, estando de paseo en Viña, Karadima lo masturbó. Hamilton
dijo ante la fiscalía que quedó estupefacto, pero el sacerdote le dijo
que era una caída menor. Lo mandó a confesarse con otro cura para que
dijera, sin entrar en ningún detalle, que había cometido un “pecado de
pureza”.
Hamilton afirma que a partir de ahí quedó preso de Karadima. Se
sentía lleno de miedo y a la vez culpable de haber provocado algo así.
Pensaba que Karadima era un hombre santo. Como lo creían la mayoría de
los jóvenes que lo rodeaban. Y lo siguió pensando durante la larga y
tortuosa relación que mantuvo con Karadima y que duró 22 años, los que
incluyen los 18 años que estuvo casado.
Una vez que Hamilton se casó, con una mujer que Karadima aprobó y que
también pasó a formar parte de la Parroquia El Bosque, el sacerdote lo
mantuvo bajo control mandándolo a vivir a viviendas contigua a la
parroquia. Incluso entonces, lo siguió visitando en su casa. Pero el
sexo y el acoso jamás se interrumpieron.
Su ex esposa corroboró sus dichos en una declaración ante los
tribunales eclesiásticos. “Karadima le pidió a un sacerdote que comprara
un departamento en el barrio para luego arrendarlo a nosotros”. El
departamento en cuestión es el 802 de El Bosque Nº 1247. Tiene 140
metros: 3 dormitorios, 3 baños y una gran terraza con vista sobre la
parroquia. Su propietario: el sacerdote Jaime Tocornal Vial, párroco de
la iglesia San Luis Beltrán, en Pudahuel Sur, y miembro de la Unión
Sacerdotal.
Según la escritura, pagó 6 mil 535 UF al contado ($138 millones de
hoy). La compra se hizo en 1997, el mismo año en que Hamilton llegó a
vivir ahí, lo que implica que el sacerdote lo compró e inmediatamente se
lo arrendó a Hamilton.
Otros sacerdotes que compartieron con Hamilton en esa época en El
Bosque afirman que en esos años la pareja no podría haber pagado una
propiedad así. En ese departamento Hamilton recibía periódicamente a su
único confesor y guía espiritual, el que también se transformó en
confesor de su esposa. Es ella la que revela que durante la confesión,
el padre le pedía detalles de su vida marital con Hamilton.
La pareja vivió allí hasta 2001. Ya con tres hijos, se mudó a una
casa también cercana a la parroquia y elegida por Karadima. Está ubicada
en Las Baleares 937. CIPER comprobó que fue comprada justo en 2001 por
Francisco Prochaska Vecsey, un hombre clave en el círculo íntimo de
Karadima. Su precio: 3.036 UF (unos $64 millones de hoy).
Todos los consultados por CIPER dicen que Prochaska no tenía en esos
años dinero suficiente para comprar una propiedad de ese valor y menos
al contado. También aseguran que esa casa se la donó Gonzalo Tocornal a
Karadima y que Pochaska sería una suerte de simple custodio de esa
donación. Consultado por CIPER, Prochascka se negó a responder.
Allí vivió Hamilton y su familia hasta el año 2004. Años en que las
tocaciones y masturbaciones al dueño de casa continuaron, a veces
incluso en el segundo piso del hogar cuando el resto de la familia
permanecía en la planta baja. Así lo declaró el propio Hamilton ante el
fiscal.
Hoy esa casa la habita Prochaska. Vecinos del lugar dicen que con
relativa frecuencia el padre Karadima se deja ver por allí, a la hora de
la cena.
“PENSAR QUE TODO ESTE DINERO ES MÍO”
El siguiente testimonio de un ex feligrés de El Bosque que llegó a ser secretario de Karadima, es una de las piezas clave tanto para la investigación judicial como para la eclesiástica. Retrata a un sacerdote de doble personalidad, propenso a sobrepasarse en el contacto físico con jóvenes feligreses y muy interesado por el dinero. También entrega un antecedente grave: el fallecido cardenal Juan Francisco Fresno habría sido informado de las acusaciones contra Karadima en 1984, pero rompió la carta con la denuncia. En esa época, el secretario de Fresno era el actual obispo castrense Juan Barros, formado por Karadima y miembro de la Unión SacerdotalA continuación algunos extractos de este testimonio:
“Tenía 18 años y en razón de una grave enfermedad de mi padre me acerqué a la parroquia de El Bosque, pues sentía la necesidad de rezar por él. Nadie me invitó ni me presentó.”
“Al poco tiempo (Karadima) me pidió que yo fuera su secretario, lo que acepté. Como al mes y medio me empecé a dar cuenta que había como algo inconsistente en el padre Karadima, pues, por una parte, se mostraba en las reuniones públicas como un fiel seguidor de Dios y, ya más en privado, con su grupo más cercano, hacía burlas de algunos de los jóvenes o personas que iban al recinto, cosas hirientes…. Recuerdo que una vez, el padre Karadima venía saliendo de hablar con una joven de apellido C., y nos cuenta a los dos o tres que estábamos allí en ese momento que ella le había pedido ayuda o contactos para entrar a las monjas de claustro (Carmelitas Descalzas) y dice: “esta gorda, si no se mete a monja, no veo que otro muro le espera”, con absoluto dejo despectivo.
“Otra vez lo vi vaciar las bolsas de la colecta de la misa suya, que era muy concurrida y se juntaba bastante dinero, lo ví arrojar monedas y billetes al aire, diciendo y pensar que toda esta plata es mía.
“Pero lo que francamente me desconcertaba era su actitud física, pues tenia la costumbre habitual de dar golpecitos en la zona genital, como a la pasada, pero también sólo en esa zona, eso lo ví muchas veces, era corriente y también lo hacía conmigo, no recuerdo que me haya tocado el hombro, se iba a esa parte del cuerpo y también daba besos en la cara muy cerca de la boca, había que corrérsela, y a veces los besos quedaban cuenteados. Incluso me daba cuenta que algunos de los jóvenes eran como expertos en esquivar la situación, como Horacio Valenzuela, el obispo de Talca, que era maestro. Sin embargo, de esto no se hablaba formalmente, aunque, obvio, todos lo veíamos.
“Todo esto hizo que mi entusiasmo por la parroquia se fuese enfriando y me empecé a alejar, lo que provocó una inmediata reacción del grupo y del propio Karadima, me dijeron que me iban a aplicar control.
“En 1984 mi hermana Catalina, que había estado en El Bosque, me comentó que unas personas de ahí querían hacer un reclamo contra Karadima al cardenal Fresno, y si yo quería firmar, lo que hice. Era un reclamo muy genérico, que decía que hablaba de una conducta impropia, pero sin nombres ni detalles. La firmé y lo curioso es que supe su destino, pues un amigo mío de Concepción, periodista, se fue al poco tiempo a trabajar con Fresno y, a pedido mío, averiguó que Fresno rompió la carta y la tiró a la basura.”
La propiedad de los 10 millones de dólares
Algunas de las huellas que permiten llegar hasta el origen de la propiedad de la Parroquia El Bosque se encuentran en la Municipalidad de Providencia. El 12 de marzo de 1941, Loreto Cousiño de Lyon, solicitó el permiso para construir en su propiedad, la iglesia del Sagrado Corazón. Los dineros para tal obra fueron donados por la propia Cousiño, quien sigue figurando como propietaria de los terrenos en todos los documentos municipales hasta 1952. El 30 de mayo de ese año, ella vende esa manzana al obispo Alejandro Hunneus Cox, quien era además secretario general del Arzobispado de Santiago y primer párroco de la iglesia del Sagrado Corazón.La escritura de venta, sin embargo, está fechada el 30 de mayo de 1942. Y el precio que pagó Hunneus: $1.200.000.
¿Qué hizo el obispo con esos terrenos? CIPER halló en el Conservador de Bienes Raíces un documento que puede explicarlo. Es una transferencia-donación de esa manzana que hizo el obispo Hunneus a la Fundación Unión Sacerdotal del Amor Misericordioso del Sagrado Corazón de Jesús. Está fechada el 1 de agosto de 1952.
Esta situación queda refrendada por el documento presentado en mayo de 1998 ante la Municipalidad de Providencia donde el sacerdote Andrés Arteaga, director de la Unión Sacerdotal, aparece representando al propietario de toda la manzana.
*Multimedia: Además revise el mapa de la Iglesia de El Bosque [7]
(*) Esta investigación contó con la colaboración de la estudiante en práctica Lissette Fossa.
Artículo impreso de: CIPER Chile: http://ciperchile.cl
URL del artículo: http://ciperchile.cl/2010/08/13/los-secretos-del-imperio-financiero-que-controla-karadima/
URLs includas en esta entrada:
[1] la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón de Jesús: http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/union-sacerdotal.pdf
[2] el 13 de agosto de 1948: http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/diario-oficial.pdf
[3] Ver recuadro: #recuadro-uno
[4] un certificado de número: http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/propriedad-union-sacerdotal.pdf
[5] documentos que recogió CIPER: http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/Cuadro-Parte-XI.pdf
[6] ver recuadro: #recuadro-karadima
[7] mapa de la Iglesia de El Bosque: http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/multimedia/karadima_mapa/portada_karadima2.html
fuente, vìa :
http://ciperchile.cl/2010/08/13/los-secretos-del-imperio-financiero-que-controla-karadima/print/
http://ciperchile.cl/2010/08/13/los-secretos-del-imperio-financiero-que-controla-karadima/print/
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