Diferentes
reacciones causó la filtración del instructivo general Nº 1, del
Gobierno Regional de Coquimbo, que prohibía, entre otras cosas, el uso
de la falda corta entre las mujeres; el jeans, o una polera sin cuello,
incluida las zapatillas en caso de salidas a terreno.
A
pesar de haber sido finalmente derogado el instructivo y ser catalogado
de “tontera sin límite”, por una alta autoridad central, él documento
deja al descubierto una latente amenaza: volver al autoritarismo
profundamente tradicional y conservador. Ese es lamentablemente el
trasfondo de un instructivo, que según sus defensores llamaba al
“orden”.
El poder político, como recurso, se
puede disponer en cualquier momento de él, ya sea, para administrarlo,
para situarse respecto de otros, así como para relacionarse, como parece
ser el caso de una autoridad, respecto de un grupo de funcionarios
públicos.
El problema radica en la forma de
imponer dicho poder o voluntad. En el caso de Coquimbo, se trata de
retomar una tradición, buscando volver al pasado, cuyo aspecto central,
es la uniformidad de la vestimenta, como factor de orden colectivo.
Vale
decir, se utiliza el poder simbólico, que me otorga la autoridad legal,
y con ello, se instala un doble discurso: uniformó la vestimenta y las
actividades cotidianas, por una parte, prohibiendo también la diversidad
de pensamiento y libertad de los funcionarios públicos, por la otra.
Dicha práctica paraliza cualquier intento de un liderazgo distinto, que
promueve la iniciativa y pro actividad, tan necesaria y útil entre los
funcionarios públicos.
Bajo una razón legal
(excesivamente racionalista) se busca lograr la legitimidad, que bien
pudo ser obtenida mediante la persuasión y el consenso entre los
funcionarios y la autoridad competente.
Nadie
sensato, menos un funcionario público, pretenderá dejar corriendo la
llave del baño de su propia oficina. Parece un despropósito. De igual
forma, exigir vestimenta absolutamente formal, para la salida en
terreno, en una zona tan calurosa como la IV Región, simplemente no
tiene explicación valida.
Lo que sí, parece muy
claro, es que se perdió una oportunidad valiosa de relacionarse de
manera armónica entre la autoridad y los funcionarios de Coquimbo,
mediante el diálogo y las buenas practicas laborales.
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/08/chile-coquimbo-regreso-al-autoritarismo.html
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