domingo, 22 de agosto de 2010

Argentina, Mendoza: Los explotados que fabrican los ladrillos de nuestras casas Por: Flor Kaise (MDZOL)


A través de una galería fotográfica, te proponemos conocer una realidad cruda: las fábricas de ladrillos de El Algarrobal, en Las Heras. Una triste combinación de explotación económica, miseria y daño al medio ambiente, a pocos minutos de la Ciudad.


La siguiente galería de fotos busca describir una situación que afecta a un sector desprotegido de la sociedad. Se trata de quienes viven y trabajan en las fábricas -artesanales- de ladrillos ubicadas en El Algarrobal, Las Heras. Los trabajadores son de origen boliviano y están radicados en la zona desde la década del ’90, pero la mayoría de ellos son inmigrantes ilegales para las leyes de nuestro país.


Una bienvenida

Los chicos, hijos de los ladrilleros, caminan por la tierra descalzos y desabrigados, no van a la escuela, juegan a la intemperie que les deja sus cachetes “pelados” por el frío. Todo el tiempo rascan sus cabezas y entre ellos se sacan los piojos, asumiendo que se trata de una realidad irremediable en vistas de que siempre han padecido pediculosis.


Trabajo infantil

Los niños empiezan a “ayudar al padre” alrededor de los 12 años, pero hasta esa edad no van a la escuela. Sus padres creen que enseñarles este oficio es la única manera de transmitirles un eficiente modo de subsistencia. En esta realidad es imposible no alertar la falta de atención municipal.

Condiciones de trabajo

Son parecidas a la esclavitud. Los dueños de las tierras hacen contratos de alquiler con inmigrantes bolivianos, de esta forma el primero pone las materias primas (las tierras) y el segundo aporta el trabajo. Posteriormente el propietario se queda con el 60% de todos los ladrillos producidos durante la temporada, que va de agosto a mayo.
El 40% restante de los ladrillos les pertenece a sus verdaderos fabricantes, quienes se ven obligados a vendérselos a sus empleadores, patrones dueños de las tierras, porque no poseen una infraestructura comercial para ofrecer los ladrillos a otros compradores. Así, quienes adquieren la producción se aseguran un bajo desembolso y los revenden obteniendo una significativa diferencia económica.



Con este modo de contratación los dueños de las fábricas se desvinculan de brindar cualquier tipo de protección laboral y de salud a los empleados, eludiendo con un contrato de arrendamiento a las leyes laborales. El sindicato al que podrían recurrir estos empleados, sólo se presenta una vez al mes para cobrar sus necesarios “aportes gremiales”, que son abonados directamente por el dueño de las tierras y la diligencia se parece más a una coima que a una obligación civil.



Daño ambiental. Es una actividad que utiliza recursos no renovables, pero no está regida por las mismas leyes que abarcan a la minería, por ejemplo. Las ladrilleras se instalan en un lugar, exterminan el suelo y cuando se consumió la materia prima, la fábrica se esfuma dejando suelos erosionados, zonas desforestadas (porque se utilizó leña obtenida de los árboles para quemar los hornos) y altos niveles de contaminación en el aire.




Los terrenos que actualmente se erosionan con las excavaciones para conseguir arcilla para la fabricación de los ladrillos, eran antes utilizados para actividades agrícolas, pero con la instalación de ladrilleras el ambiente se vio afectado por los hornos que con sus humos generaron un daño ambiental tan grande que produjo la erradicación de todos los frutales y viñeros ubicados en la zona. Y las plantas se murieron.

Autor fotos: Flor Kaise - MDZOL
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/08/argentina-mendoza-los-explotados-que.html

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