domingo, 4 de julio de 2010

Puerto Rico :¿Hasta dónde van a llegar? Por: María de Lourdes Santiago

http://www.aler.org/fsa-2008/wp-content/uploads/2008/10/cs091008puertoricolibre.jpgTras los abusos de la Policía de Puerto Rico el pasado 30 de junio contra los universitarios y demás manifestantes, y el vergonzoso respaldo a esas acciones por parte del gobernador Fortuño y el liderato PNP, la pregunta en todo Puerto Rico es ¿hasta dónde van a llegar? La respuesta es: hasta donde el país aguante.

Por eso, el Partido Independentista ha lanzado un llamado a la unión de todos los sectores políticos, estudiantiles, trabajadores, religiosos y cívicos para una manifestación masiva en contra de las políticas represivas del gobierno, certificadas a golpe de macana y gas pimienta en el lado norte del Capitolio. Solamente una acción concertada de grandes proporciones por encima de toda diferencia puede enviar un mensaje entendible para el gobierno.

La intolerancia de esta administración ya no conoce freno. Tras el éxito de su primer gran proyecto de exterminio con la eliminación de la colegiación compulsoria de los abogados y abogadas, la emprendieron contra la Universidad de Puerto Rico, no porque les interesara enderezar las finanzas de la UPR, sino porque perseguían sofocar otro foco tradicional de oposición y disidencia. La instalación de la Fuerza de Choque en los portones, la propaganda mediática, órdenes absurdas como la de prohibir la entrada de comida y agua: todo es parte de una secuela de provocaciones, alimentada por el carácter especialmente burdo de las iniciativas del PNP, que, distinto a sus contrapartes populares, no conciben el disimulo. A nadie le puede caber duda de que la invitación a la confrontación –anticipada por el propio Fortuño en su mensaje al país—por parte de un gobierno desvinculado totalmente del pueblo e inmune a la prudencia, es parte de una estrategia calculada, con probabilidades cada vez mayores de culminar en tragedia. Poseídos como están por los delirios del poder, el gobernador y los suyos harán blanco de sus desmanes a cualquiera que, por cualquier razón, se presente como opositor del gobierno.

Igual que ocurrió con la oleada de indignación que sacudió a nuestro pueblo y que logró vencer a la Marina de los Estados Unidos, poniéndole fin a seis décadas de bombardeo, hoy la fuerza moral tiene que imponerse a la fuerza mortal. Puerto Rico, como en Vieques, tiene que levantarse en una sola voz de repudio al abuso. En esta tarea, los independentistas tenemos una responsabilidad especial. Las ganancias habidas por nuestro pueblo en la defensa de los derechos humanos le deben mucho al sufrimiento de los que por creer en la libertad de nuestra patria padecieron persecución, discrimen y cárcel. Esta es la continuación de esa lucha, por nosotros, y por lo que todavía no son independentistas.

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