“No es un movimiento de los partidos de oposición contra
una ley sino de la población en resistencia contra la política que
hemos sufrido en el último año”, dijo Olmedo Carrasquilla, periodista de
Radio Temblor .
Panamá vive una sucesión de huelgas y manifestaciones cuyo detonante fue
la aprobación el 16 de junio de la llamada Ley 30 por parte del
Gobierno conservador de Ricardo Martinelli, de Acción por el Cambio.
Esta ley se ha impuesto “en sólo tres días, sin debate, y con la argucia
legal de modificar una ley sobre aviación comercial, con la intención
de pasar desapercibida ante la opinión pública”, dice Silvestre Díaz,
del Frente Nacional por la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales
de Panamá (Frenadeso).
- REPRESIÓN. Detenciones durante las protestas el 10 de julio contra la Ley 30 que elimina el derecho a la huelga.
La Ley 30 desmantela el derecho a la huelga y a la libre
sindicación en las empresas privadas y niega el derecho a reunión de
los trabajadores. Además, la nueva norma elimina la obligación de
presentar un estudio de impacto ambiental en las obras que el Estado
considere que sean de interés social.
El presidente de Panamá, tras la aprobación de esta polémica ley,
declaró que el país está listo para la inversión extranjera. “En pocas
palabras, es un atentado contra los derechos sociales y ambientales en
nuestro país”, señala Díaz.
Durante el mes de julio, trabajadores y estudiantes se
han echado a la calle para pedir la derogación de esta nueva normativa.
El 13 de julio se llevó a cabo una huelga general que tuvo un gran
seguimiento en todos los sectores. Según la Coordinadora Nacional de
Lucha por el Respeto a la Vida y la Dignidad del Pueblo, integrada por
diversas organizaciones sindicales y sociales, “la huelga fue un éxito
en sectores como la construcción, donde paró el 95% de los trabajadores,
el 80% de los maestros pararon y en la universidad se alcanzó el 95%.
Organizaciones sindicales han denunciado la violencia con la que
reaccionaron los antidisturbios, los centenares de manifestantes
detenidos durante la jornada de lucha y los arrestos posteriores.
Seis muertos en las protestas
Las primeras movilizaciones contra el derecho de huelga
se llevaron a cabo en la región bananera de Bocas del Toro, zona
fronteriza con Costa Rica. Allí las manifestaciones han dejado un saldo
de seis muertos. Los trabajadores del banano apoyaron la huelga general
con una marcha, a pesar de la decisión de suspender el paro de nueve
días, que habían mantenido, y que tuvo a toda la provincia incomunicada.
“No fue una decisión fácil, pero hemos llegado a un acuerdo con el
Gobierno. Van a postergar los artículos más polémicos de la ley” dijo un
representante sindical. El actual movimiento contra la Ley 30, que
agrupa a trabajadores de diferentes sectores industriales, estudiantes,
campesinos e indígenas (como el pueblo Naso, con tradición en la
resistencia contra las multinacionales), cuenta con una fuerza que no se
había visto desde hace muchos años en Panamá.
Sin oposición parlamentaria
Ricardo Martinelli, de la conservadora Alianza por el
Cambio, llegó al poder tras las últimas elecciones generales de mayo de
2009. Arrasó entre el electorado (70% de los votos) con la promesa de
liderar el país “como un supermercado”. Martinelli es un
multimillonario, dueño de una cadena de supermercados.
Mientras, la izquierda no cuenta con propuestas, como tampoco las tiene
la ex candidata del Partido Revolucionario Democrático (PRD) Balbina
Herrera, que no tiene una posición izquierdista, exiliada en el
extranjero. Por su parte, el anterior presidente, Martín Torrijos, del
mismo partido, hijo del dictador Omar Torrijos, está envuelto en
numerosos escándalos de corrupción.
La situación social en Panamá es una bomba a punto de estallar.
Martinelli lo sabía desde el principio y, por eso, intentó desviar la
atención con un discurso de mano dura contra los pequeños ladrones y a
favor de la criminalización de organizaciones sociales. “Martinelli es
el Fujimori de Panamá”, dice Díaz de Frenadeso.
El presidente nunca se ha desmarcado de sus ideas. Su primera visita
oficial como jefe de Estado fue a Italia para reunirse con Silvio
Berlusconi y con el Papa. Se dice que entre sus ministros se encuentran
varios miembros del Opus Dei, como el ministro de Relaciones Exteriores,
Juan Carlos Varela, que elogió el “comportamiento sensato” del ejército
hondureño durante el golpe en junio 2009.
Durante la manifestación, la represión de la policía y
los antidisturbios en la calle ha sido desmesurada. De momento, la única
razón por la que todavía no ha salido el ejército en defensa de la
oligarquía es que Panamá tuvo que disolver sus fuerzas armadas cuando EE
UU les transfirió el canal de Panamá el 31 de diciembre de 1999, como
estaba previsto en el Tratado Torrijos-Carter de 1977.
Por eso, los gobiernos de este país, para afrontar una situación de
“desorden público”, han apostado por la militarización de las fuerzas
policiales (como se ha hecho en el país vecino Costa Rica que disolvió
su ejército en 1948). Sin embargo, “la resistencia sigue a pesar de toda
la opresión”, señala Silvestre Díaz. Entre los detenidos políticos de
los últimos días se encuentran activistas de Frenadeso que no han
participado en ninguna marcha. Según Díaz, la policía entró en sus casas
arrestándoles con el pretexto de “participar en una reunión para
paralizar el Canal de Panamá”.
fuente, vìa :
http://www.diagonalperiodico.net/Panama-prohibe-por-ley-el-derecho.html
http://www.diagonalperiodico.net/Panama-prohibe-por-ley-el-derecho.html
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