Según el último boletín de empleo publicado por el Instituto Nacional de
Estadísticas, correspondiente al trimestre móvil marzo-mayo de 2010, la
tasa de desempleo aumentó en dos décimas de punto porcentual, respecto
al trimestre inmeditamente anterior, quedando en 8,8%, lo que significa
602 mil cesantes y 74 mil 860 personas que buscan trabajo por primera
vez, en una población laboral de 7 millones 646 mil 680 personas.
La
tasa de desempleo mensual, aumentó de 8,3% en abril, a 9,2% en mayo.
Pero más relevante que esas fluctuaciones, el reporte del INE
permite una radiografía del empleo en el Chile neoliberal.
El
boletín del INE atribuye el aumento del desempleo a “efectos
estacionales” y y consecuencias del terremoto, especialmente en las
regiones azotadas por aquel.
Los nuevos indicadores analíticos
muestran un aumento de los ocupados a tiempo parcial y de aquellos que,
estando ocupados, buscan un empleo. Asimismo, la tasa de presión laboral
-suma de desocupados, iniciadores disponibles y ocupados que buscan
otro empleo entre la fuerza de trabajo- se incrementó en 40 puntos base,
alcanzado a 18,0%, “lo que reflejó la magnitud de la oferta de trabajo
durante el último trimestre móvil”.
En buenas cuentas, el baile
de los que sobran.
Un dato que habitualmente omiten los
reportes de prensa: en el trimestre móvil marzo-mayo, el número de
inactivos potencialmente activos alcanzó a 982 mil 70 personas, lo que
representa el 12,8% de la fuerza de trabajo.
En esta categoría
hay 120 mil 460 personas que no buscan trabajo por “razones de
desaliento”, es decir, porque se cansaron de hacerlo; 47 mil 840 por
razones estacionales; 134 mil 790 por razones personales temporales y
274 mil 520 por no tener deseo de trabajar, cifra íntimamente vinculada
con los bajos niveles de ingreso de los trabajadores sin calificación.
Desocupación
El boletín del INE señala que la tasa
de desocupación aumentó respecto al trimestre anterior debido a que los
desocupados se incrementaron en 2,6%, mientras que la fuerza de trabajo
sólo lo hizo en 0,3%, y el empleo en 0,1%.
El aumento de la
desocupación se explica por el aumento de los cesantes, en 4,2%, puesto
que la tasa de los que buscan trabajo por primera vez disminuyó en 8,5%.
En la desgregación por regiones, se tiene que la de mayor
desempleo es la del Octava Región del Bío Bío, con 11%; seguida de la
Quinta Región de Valparaíso, con 10,8% y la Tercera Región de Atacama,
con 8,9%.
A la inversa, las regiones con menor desempleo
oficial son la Undécima Región de Aysén, con 5,4%; la Primera Región de
Tarapacá, con 5,9% y la Duodécima Región de Magallanes, con 6%.
Por ciudades, las de mayor desempleo son Talcahuano, con 15,5%; Viña
del Mar, 13,4%; Valparaíso, 13,3%; Chillán, 13%; San Antonio, 12,6% y
Lota, 11,9%.
Las de menor desempleo, según el reporte del INE,
son San Fernando, 1,1%; Coihaique; 3,6% y Punta Arenas, 4,2%.
Ocupación por rama
Es interesante analizar la ocupación
por rama de actividad, porque representa una especie de placa en
negativo del actual modelo de desarrollo.
Por lejos, el sector
Comercio (Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos
automotores, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos) es
la actividad que ofrece mayor empleo: un millón 462 mil 130 personas.
A gran distancia lo sigue la Industria Manufacturera, otrora la que
ofrecía mayor empleo, con 745 mil 330. Inmediatamente vienen
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura, con 696 mil 310;
Construcción con 560 mil 620, y Transporte, almacenamiento y
comunicaciones, con 509 mil 160.
De alguna significación son
también Enseñanza, con 487 mil 950; Servicio doméstico en hogares
privados, con 485 mil 560; Actividades inmobiliarias, empresariales y de
alquiler, con 450 mil 440 y Administración pública y defensa; planes de
seguridad social de afiliación obligatoria, con 402 mil 100.
En el extremo opuesto de la ecuación, los sectores más dinámicos de la
economía, son los que ofrecen menos empleo:
Explotación de
minas y canteras, con 196 mil 200 puestos de trabajo; Intermediación
financiera, con 134 mil 520; Suministro de electricidad, gas y agua, con
55 mil 190 y Pesca, con 42 mil 520.
Pirámide de la
desigualdad
El reporte del INE dibuja la pirámide social de
Chile, caracterizada por la desigualdad.
La elite (Miembros
del poder ejecutivo y de los cuerpos legislativos y personal directivo
de la administración pública y de empresas ) mide 158 mil 180 personas.
La clase media comprende un millón 440 mil 840 personas
(Profesionales científicos e intelectuales 693 mil 710 y Técnicos y
profesionales de nivel medio 747.130). Si en este concepto se incluyen a
los 607 mil 930 empleados de oficina, la clase media totalizaría dos
millones 47 mil 970 personas.
La clase asalariada, o si se
prefiere, trabajadora, alcanzó, en el trimestre móvil reportado, a
cuatro millones 713 mil 280 personas; o cinco millones 320 410, si se
incluye en este concepto a los 607 mil 930 empleados de oficina, que en
buenas cuentas, también son asalariados y dependen sólo de su trabajo
para la subsistencia.
La descomposición de este guarismo
también es interesante, desde el punto de vista del análisis del actual
modelo de desarrollo:
Trabajadores no calificados, un millón
782 mil 770 personas; Trabajadores de los servicios y vendedores de
comercios y mercados, un millón 76 mil 340; Oficiales, operarios y
artesanos de artes mecánicas y de otros oficios, 984 mil 510; Operadores
de instalaciones y máquinas y montadores, 602 mil 220, y Agricultores y
trabajadores calificados agropecuarios y pesqueros, 267 mil 440.
Este patrón de desigualdad también emerge en el análisis de ocupados
por categoría de la ocupación.
Los empleadores alcanzan a 333
mil 70 personas; los trabajadores por cuenta propia al millón 374 mil
260 y los asalariados a cuatro millones 833 mil 230. Si a estos se le
suman las 327 mil 530 personas del personal de servicio, se llega a una
suma parecida a la de la categoría anterior.
Insatisfacción
Hay dos indicadores que muestran claramente la insatisfacción del
chileno corriente con su trabajo, o con su remuneración.
Respecto del primero, los ocupados que buscaron otro empleo
representaron 9,8% del total de ocupados, y sumaron 681.490 personas, lo
que equivale a un incremento de 3,5%, o sea, 22.800 personas, respecto
al trimestre anterior.
En cuanto a lo segundo, los ocupados que
trabajan más de 45 horas efectivas a la semana representaron este
trimestre un total de 31,1% del total de ocupados, lo que significa un
aumento de 0,2 punto porcentual respecto del trimestre anterior,
resultado influenciado por los aumentos de ocupados que trabajan 51 a 60
horas y 61 horas y más.
Esto ratifica el antecedente de que
los chilenos están entre las poblaciones con mayor jornada laboral del
mundo, dato directamente correlacionado con el bajo monto del ingreso
por el trabajo.
Otra tendencia propia de este modelo, y que
también aparece reflejado en el nivel estadístico, es la de la
precarización del empleo.
El porcentaje de trabajadores con
contrato definido, es decir, por obra, por faena, por contrato temporal o
jornada parcial, llega a un 31%, versus un 69% con contrato indefinido,
mientras que el porcentaje de trabajadores que declaran no tener
contrato escrito, y no tener ninguna prestación social, llegó al 16,1%.
Del total de trabajadores con jornada parcial, el 55,9% declaró que
es involuntario, contra un 44,1% que declaró hacerlo en forma
voluntaria.
Este conjunto de datos es coherente con la
caracterización del modelo neoliberal, abrumadoramente mayoria en los
análisis críticos: todo para unos, poco para todos.
fuente, vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109088&titular=todo-para-unos-poco-para-todos-
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