El sábado pasado, 22 de mayo, la policía polaca llevó a cabo una
operación represiva sorpresa contra nigerianos vendedores ambulantes que
estaban vendiendo zapatos en las inmediaciones del estadio en Praga,
Varsovia.
En la acción, y usando la fuerza - algunos agentes de policía con
armas en la mano - un niño africano fue esposado y tirado al suelo,
otros fueron golpeados con porras. Un nigeriano de 36 años, Max, trató
de intervenir contra la brutalidad policial, pero recibió un disparo en
el estómago y murió.
Momentos después, la policía comenzó a perseguir a los ambulantes,
creando pánico en el lugar. Reaccionó el pueblo y lanzó diversos objetos
contra la policía y cuatro vehículos policiales fueron destruidos. 32
personas fueron arrestadas.
Entonces la policía de inmediato ordenó a su portavoz inventar una
buena historia para la prensa: que la policía "fue rodeada y atacada"
por una pandilla de africanos agresivos, así que tuvieron que disparar
contra Max.
Más tarde se estableció la verdad por testigos presenciales, que
contaron una historia completamente diferente a la versión policial.
La ZSP, una organización libertaria de Polonia, emitió una
declaración y solicitó una acción de emergencia al día siguiente.
Durante el día, la TV entrevistó a la esposa de Max, Monika, a los
miembros de la ZSP y otros, finalmente, dejando claro lo que realmente
sucedió.
Por la noche, la gente se reunió en la escena del crimen. Se hicieron
algunas intervenciones y luego hubo una manifestación espontánea a la
comisaría para exigir la liberación de los presos y para protestar
contra la violencia policial. Allí, un grupo de amigos africanos de Max
llegó y le explicó a la gente acerca de lo que realmente ocurrió durante
la represión y la muerte del inmigrante nigeriano.
Las autoridades polacas acusaron formalmente a 25 de los 32 detenidos
por haber asaltado a un policía.
Hoy [por ayer], 25 de mayo, alrededor de las 11, después de una
acción de presión y solidaridad, la policía puso en libertad a todos los
detenidos, pero siguen estando acusados de agredir a un agente de
policía y el caso va a juicio. Se enfrentan hasta 10 años de prisión si
son declarados culpables.
Max vivió legalmente en Polonia durante años. Estaba casado con
Mónika, una mujer polaca con la que tuvo tres hijos, de 10, 4 y 2 años.
Vendió mercancías en el estadio como un segundo trabajo para
complementar sus ingresos y ayudar a su familia.
fuente, vìa :
http://www.lahaine.org/index.php?p=10174
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