Sereno he recorrido el camino y probado
sin duda sus frutos más
dulces.
Sus espinas más amargas dejaron
su hiel y algunas
cicatrices
que no puedo ocultar.
Hoy atardece, la última ola está
al llegar,
la espero tranquilo en tus brazos amantes.
No hice
mucha bulla en este mundo,
tan sólo he aquietado algunas aguas
y
encrespado otras.
Planté algunas semillas que florecen
con el sol
desmenuzado en sus cabezas,
de la vida que enternecen,
de la vida
que atesoran
en cada hueco del alma.
Y ahora, acompáñame,
tómame
dulcemente las manos
y juntos, muy juntos,
pronunciemos las
palabras olvidadas.
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