Kimberly Soto Aguayo (34 años), prisionera del ejército israelí, es
hija de un ejecutado político. La cientista política y audiovisualista
permanece detenida en Israel luego del cruento ataque del ejército
israelí a una flota con ayuda humanitaria que se dirigía a la Franja de
Gaza. Su padre, Juan Ramón Soto Cerda, militante del partido socialista
fue asesinado por la CNI, la policía secreta de Augusto Pinochet, el 10
de noviembre de 1981. Kimberly tenía 2 años a esa fecha y se exilió a
Suecia con su hermana Ximena. Al tiempo falleció también su madre. Viajó
recientemente a Chile, permaneciendo aquí hasta abril de este año, y
pudo así conocer el fallo judicial por el crimen de su padre, que se
conoció en marzo.
Su abogado chileno, Nelson Miranda
declaró al respecto:
“Estoy haciendo contactos con
dirigentes del Partido Socialista para que ellos se dirijan al
Ministerio de Relaciones Exteriores y se realicen acciones tendientes a
lograr la inmediata libertad de Kimberly Soto. Ella ha tenido una vida
muy dura por el asesinato de su padre y es urgente una intervención
oficial que ponga fin a su arresto.”
Miranda describió a
Kimberly como una persona extremadamente solidaria y sensible a todas
las injusticias, por lo que no se sorprendió de su participación en la
iniciativa humanitaria. Agregó que la joven, en su oportunidad, hablando
de su padre expresó: " Creemos que personas capaces de luchar por la
justicia y libertad de un pueblo con la vida en riesgo son únicas y muy
valiosas. Por eso el hecho de no haber conocido y aprendido un poco de
esa valentía y ejemplo humano que era nuestro padre nos duele
amargamente. Siempre, todos los días sentimos falta de su amor
incondicional, de su cariño, cuidado, seguridad, buen ejemplo,
protección, apoyo y sabiduría.”
Junto a Kimberly Soto
Aguayo, otras 50 personas fueron trasladadas a la prisión de Ela en
Beersheba, según el diario sueco The Swedish Wire.
El ataque
israelí se llevó a cabo en aguas internacionales, cuando dos
helicópteros militares abordaron el barco de bandera turca Marmara, que
participaba en la llamada "Flotilla de la Libertad" en solidaridad con
Gaza. La acción ha desatado una ola de protestas políticas y sociales
contra la barbarie sionista en todo el mundo.
Según el
diario La Tercera, un miembro de la ONG "Palestina-grupperna" señaló que
Kimberly " se encuentra en buenas condiciones".
Por el
crimen del padre de Kimberley, el juez Joaquín Billard condenó a doce
años de prisión a los CNI Alvaro Corbalán y Alejandro Astudillo. Junto
al padre de Kimberly también fueron asesinados Jaime Alfonso Cuevas
Cuevas, también militante del Partido Socialista, y Luis Pincheira
Llanos y Nelson Luis Araneda Loaiza, miembros del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR). Sus cuerpos fueron hallados en un
automóvil incendiado frente a la casa del entonces ministro de
Relaciones Exteriores, René Rojas, en Las Vizcachas. Otros agentes,
Fernando Rojas Tapia y Enrique Sandoval Arancibia recibieron una
sentencia de 6 años de cárcel. Los cuatro militantes fueron asesinados
tras ser detenidos por la CNI, que después incendió el automóvil y
simuló un falso enfrentamiento.
Testimonio de Kimberly
A
continuación, el testimonio de las hermanas Soto Aguayo en relación al
asesinato de su padre y el impacto de ello en sus vidas, incorporado a
la presentación de la querella.
Nosotras, Kimberly
Ximena Loreto Soto Aguayo y Lorena Patricia Soto Aguayo, somos las hijas
de Juan Ramón Soto Cerda. Este es nuestro testimonio sobre como el
asesinato de nuestro padre ha afectado nuestras vidas.
Poder
describir las diferentes dimensiones del dolor, de la falta y necesidad
que siempre sentimos y siempre sentiremos por no haber conocido a
nuestro padre es muy difícil.
Nos faltan palabras pero creemos
que todo ser humano que ama a otro puede imaginarse el dolor de tener
que perder bestialmente a esa persona. Ahora, solo una persona que ha
vivido ese dolor puede llegar a experimentarlo. No existe un dolor
mayor.
Creemos que personas capaces de luchar por la
justicia y libertad de un pueblo con la vida en riesgo son únicas y muy
valiosas. Por eso el hecho de no haber conocido y aprendido un poco de
esa valentía y ejemplo humano que era nuestro padre nos duele
amargamente.
Siempre, todos los días sentimos falta de su amor
incondicional, de su cariño, cuidado, seguridad, buen ejemplo,
protección, apoyo y sabiduría.
Las consecuencias del
asesinato de nuestro padre también han sido enormes por otros lados.
Después de su muerte tuvimos que vivir nuestras vidas en el exilio,
lejos de nuestro país y familia. Nuestra madre nos tuvo que criar sola
en un país lejano con todas las dificultades que eso significa y con
toda la carga económica.
Todo el daño, dolor y sufrimiento
que nuestra madre sufrió (vivió), durante los años de la dictadura en
Chile cuando tuvo que buscar a su esposo desaparecido, cuando tuvo que
luchar para encontrarlo y luchar para reivindicar su nombre.
Todo
este terror terminó manifestándose en un cáncer fatal y en su
fallecimiento en el año 2001.
Es casi irreal crecer con el
conocimiento de que tu padre fue asesinado por el propio estado y de
tener que vivir en la realidad de que la justicia no es querida por
muchos. Que la muerte de unos no se respeta por otros, hasta el día de
hoy.
No se puede esperar que se haga justicia durante una
dictadura pero a la misma vez no se puede aceptar que se practique la
impunidad en una democracia. Los culpables tienen que ser condenados.
Hemos esperado 19 años de democracia para poder sanar un poco nuestras
heridas.
Nosotras las hijas de Juan Soto Cerda expresamos nuestro
mayor sentimiento para que se haga justicia en el caso de nuestro
padre. Es lo digno de una democracia y es lo único que puede dar nueva
luz nuestras almas.
Ximena Soto Aguayo
Lorena Soto Aguayo
fuente, vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=107039&titular=el-gobierno-debe-exigir-la-libertad-de-chilena-presa-en-israel-por-participar-en-la-
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