Las elecciones presidenciales en
Colombia serán históricas. La decisión que tomen los colombianos este
domingo determinará 4 años más de continuismo de la política de
seguridad democrática de Álvaro Uribe, o un gobierno
que le apueste a la educación y al cumplimiento de la Ley sin sangre.
Eso es lo que encarnan los dos
candidatos con mayor intención de voto: Juan Manuel Santos
Calderón, candidato presidencial del Partido Social de Unidad
Nacional (o Partido de la “U”), y Antanas Mockus Sivikas,
candidato presidencial del Partido Verde. El primero promete un
gobierno de prosperidad económica, mientras el segundo un mandato de
legalidad.
Por su trayectoria y forma de hacer
campaña, cada uno genera amores y desamores entre los electores. Juan
Manuel Santos, por ejemplo, confirmó su aspiración sólo después del 26
de febrero, día en que la Corte Suprema de Justicia declaró inexequible
el referendo que buscaba la segunda reelección de Álvaro Uribe. Un mes
después su candidatura se consolidó más, cuando Andrés Felipe
Arias -de 37 años, es considerado el delfín del saliente
mandatario- perdió la consulta interna conservadora frente a Noemí
Sanín. El ‘guiño’ del uribismo quedó entonces en Santos, que
fue Ministro de Defensa y no en Arias, que fue Ministro de Agricultura,
durante los ochos años de gobierno de Uribe Vélez.
En el Partido Verde la candidatura
presidencial cuajó de una forma distinta. Mientras en julio de 2009 el
Congreso discutía la reforma política, nacieron los ‘quíntuples’: Un
grupo integrado por los ex alcaldes de Bogotá, Antanas Mockus, Enrique
Peñalosa y Luis Eduardo Garzón; el
carismático ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo; y
la ex ministra de Defensa, Marta Lucía Ramírez. Para
octubre de 2009 el equipo se redujo a un trío, después de que Ramírez
migrara al conservatismo y Fajardo decidiera seguir impulsando el
movimiento Compromiso Ciudadano por Colombia, que terminó ‘quemándose’
en las elecciones legislativas de marzo.
Con la propuesta de que los colombianos
elegirían al candidato presidencial del Partido Verde, los tres ex
alcaldes de Bogotá se sometieron a una consulta interna, que ganó el 14
de marzo Antanas Mockus. Ante los resultados, Fajardo aceptó ser su
fórmula vicepresidencial.
La carrera política también genera
diferencias entre los dos candidatos. Santos arrastra una cola de
escándalos del Gobierno del que fue ministro. Entre ellos los
‘falsos-positivos’ (los asesinatos de inocentes en manos de las fuerzas
militares para demostrar resultados operativos); las ‘chuzadas’,
conocidas como interceptaciones ilegales de teléfonos, ordenadas
presuntamente desde el palacio presidencial para seguir a magistrados
del poder judicial, sindicalistas, periodistas y políticos considerados
de oposición, así como la ‘Yidispolítica’, el ofrecimiento de notarías
-puestos políticos en la jerga electoral colombiana- a congresistas para
que votaran a favor de la primera reelección de Álvaro Uribe Vélez. Se
llamó así a partir de que a una política llamada Yidis Molina,
de la ciudad de Barrancabermeja, se le probó esta forma de corrupción.
A Antanas Mockus el país lo tiene en dos
conceptos. En las regiones lo ven superficialmente como el político
alocado que un día se bajó los pantalones cuando era rector de la
Universidad Nacional, que se casó en un circo y se vistió de superhéroe
cuando aspiró por primera vez a la Alcaldía de Bogotá. En la capital
colombiana lo recuerdan en general como un buen alcalde, que fomentó la
cultura ciudadana y la paz con mimos y actividades simbólicas, y que
eliminó las cuotas políticas en el distrito, porque sus nombramientos de
gabinete fueron por meritocracia. Aunque hay quienes opinan que redujo
espacios para el arte y la cultura de calidad.
El partido político que representa cada
candidato es otro de los puntos de discusión. El Partido de la ‘U’ es
una mezcla de integrantes ‘tránsfugas’ (militantes de otros partidos) o
de políticos que en otros movimientos no recibieron avales. Eso explica,
en parte, por qué a la fecha, al menos 33 de sus integrantes son
investigados por ‘parapolítica’, otro de los escándalos del actual
gobierno, que consiste en la ya demostrada alianza entre políticos y
grupos paramilitares, para controlar territorios con fines políticos y
económicos. Esta alianza es la culpable no sólo de la corrupción en los
estamentos del Estado, sino de masivos desplazamientos, desapariciones y
masacres de personas inocentes.
En el Partido Verde el lunar es su
origen. Muchos le critican que en 2002 su base jurídica fuera la de la
Alianza Democrática M-19, el movimiento con el que políticos del talante
de Gustavo Petro fue elegido representante de la
Cámara, pero también con el que tuvo entre sus seguidores a Luis
Alberto Gil Castillo, fundador del movimiento Convergencia
Ciudadana y hoy detenido mientras lo investigan por ‘parapolítica’.
Aunque el partido mutó de nombres como Opción Centro, Verde Opción a
Partido Verde en busca de la renovación, hoy, Jorge Londoño,
uno de sus integrantes, está a punto de perder su curul por un fallo de
la Procuraduría que lo halló culpable en una contratación irregular
cuando ejerció como alcalde en un municipio de Boyacá (región cercana a
Bogotá).
La maquinaria marca distancia también
entre los dos candidatos. El partido que preside Juan Manuel Santos
obtuvo la más alta votación en las pasadas elecciones legislativas del
14 de marzo y, por tanto, tiene el mayor número de senadores y
representantes en el Congreso. Por eso su maquinaria política es fuerte,
con congresistas en los principales departamentos (así se llama a las
regiones en Colombia), sin olvidar que por ser el partido oficialista
cuenta con el apoyo del saliente Álvaro Uribe Vélez, quien sigue
influyendo en la intención de voto.
Por su parte, la fuerza del Partido
Verde está en el voto de opinión. Este partido no tiene maquinaria
porque históricamente, antes de 2010, sólo le apostaba a las curules de
minorías. Pese al esfuerzo del ‘trío de ex alcaldes’ en las pasadas
elecciones legislativas, sólo lograron ocho escaños en el Congreso, de
268 en disputa entre Senado y Cámara de diputados, lo que supone un
futuro complejo si Mockus llega a ser el Presidente.
Lo anterior explica, en parte, la forma
como se realizaron las campañas. Juan Manuel Santos se creyó ganador
desde el comienzo y desestimó la capacidad de sus homólogos. No se
imaginó que un mes después de las legislativas, Antanas Mockus lo
igualaría en las encuestas, en lo que se conoció como el fenómeno de la
‘ola verde’. En este punto Santos, muy a su estilo, contrató un equipo
de asesores, incluyendo al polémico venezolano J.J. Rendón,
conocido como el gurú de la propaganda negra.
El candidato oficialista, además,
rediseñó su página, incorporó radio virtual, grabó quince estilos
musicales con su ‘jingle’, cambió el color naranja inicial por los
colores del partido y se metió de lleno en las redes sociales. A su
campaña le atribuyen el pago de ‘digitadores prepago’ para saturar las
redes sociales con mensajes en su favor, y de crear estrategias para
hacer trastabillar a su principal contendor.
La del Partido Verde, en cambio, ha sido
de una campaña de voluntarios, en su mayoría jóvenes, que diseñaron
camisetas y afiches, pintaron murales, grabaron videos y compusieron
canciones sosteniendo girasoles en sus manos, al son de “llegó el día
llegó, llegó” (póngale música pegajosa).
Este domingo muchos enfrentan el dilema
de votar por el miedo o la esperanza. A los más pobres se les ha vendido
la idea de que si no votan por Santos perderán los subsidios que les ha
dado el Gobierno durante los últimos ocho años. Y a los ricos, que sólo
así tendrán garantizada la seguridad en sus fincas. Por el contrario,
los potenciales electores de Mockus gritan “yo vine porque quise, a mí
no me pagaron”, rechazando las actuaciones del contrincante, y cantando
con esperanza, mientras los más escépticos critican que con girasoles no
se ganará la guerra.
Otros dicen que, en esencia, los
programas de gobierno de Juan Manuel Santos y Antanas Mockus son lo
mismo. La diferencia es que el primero cree en la política “del todo
vale”, sustentando la tesis de que el fin justifica los medios; mientras
el segundo cree “que todas las vidas son sagradas, y que la historia de
este país ya no se escribirá con sangre, sino con lápices y
computadores”.
fuente, vìa :
http://www.elciudadano.cl/2010/05/29/elecciones-en-colombia-entre-el-miedo-y-la-esperanza/
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