Unas seis mil hectáreas de tierras productivas
quedarán bajo agua al sur de Chile. Eso sucederá si se construyen cinco
represas hidroeléctricas en las cuencas de los ríos Baker y Pascua, una
polémica iniciativa que lleva adelante la empresa HidroAysén,
constituida por Colbún y Endesa-Chile (filial de la corporación
española, actualmente propiedad de la italiana Enel).
Los atropellos de la firma energética europea
serán denunciados por organizaciones chilenas y españolas ante el
Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), que sesionará en Madrid entre
el 14 y el 18 de mayo.Las organizaciones advierten que las obras perjudicarán tierras agrícolas y ganaderas de alto valor turístico, así como también formaciones boscosas de uno de los últimos ecosistemas prácticamente vírgenes del planeta. “Las inundaciones y obras anexas provocarán la extinción de especies y afectarán a la tercera reserva de agua dulce del mundo y al clima global”, alertan en un resumen ejecutivo que se presentó ante la organización de la actividad.
Además de esos daños en la región austral, el tendido eléctrico para transportar la energía a Santiago, la capital del país, atravesará catorce áreas silvestres y 64 comunidades, incluyendo territorios indígenas en regiones como la Araucanía.
Una inmensa deforestación, el desplazamiento de poblaciones campesinas y daños irreversibles sobre parques nacionales son algunas de las consecuencias que tendrá este proyecto de capitales europeos, según sostienen las organizaciones.
Como telón de fondo del conflicto hay que ubicar el papel que países como Chile le asignan a la inversión privada en el aprovechamiento de recursos públicos.
Durante los veinte años que gobernó la Concertación de Partidos por la Democracia, derrotada en la segunda vuelta electoral de enero de 2010, Endesa sentó sus bases en el país y se vio involucrada en otros proyectos que generaron fuerte resistencia local, como la presa del Alto Biobío.
Todo indica que ese modelo se profundizará con el gobierno del presidente derechista Sebastián Piñera, aunque vale decir que Endesa ya ejerce en Chile un “control monopólico de derechos de agua y del sistema eléctrico”, según denuncian las organizaciones, y para lograr eso utilizó toda una “maquinaria de poder” que combina presiones, lobby político, compra de voluntades, marketing y publicidad.
Estas prácticas corporativas son cotidianas: el principal ejecutivo de Enel, Fulbio Conti, se reunió el lunes 3 de mayo con Piñera para ratificar las intenciones de continuar adelante con Hidroaysén, cuyo financiamiento se aprobaría a finales de año o comienzos de 2011, según dijo.
Casi sin quererlo, Conti sembró el pánico en otros países: “Estoy aquí porque toda Latinoamérica es bastante importante para nosotros, ya que es parte de nuestra estrategia de diversificación geográfica y tecnológica”, dijo en su visita a Chile, según informó el Portal Minero.
fuente, vìa:
http://www.radiomundoreal.fm/Todo-para-mi
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