Vapuleada con esta discusión sobre las cuestiones formales, se ha dejado de atender por parte de estos sectores la cuestión de fondo. O mejor dicho, todos están de acuerdo en pagar la deuda externa, en no investigar el carácter fraudulento de la misma.
El hecho es que la Argentina ha pagado con creces gran parte de esta deuda que sin embargo crece día a día, y por lo tanto se hace necesario abordar este tema como principal. Sigue siendo un problema fundamentalmente de política interna, porque cuando se paga la deuda externa, no se paga la deuda interna.
Quizás el ejemplo más brutal en este sentido es que el banco Barklays al que el gobierno encomendó la negociación para el pago de los bonos a los banqueros internacionales, es el mismo banco que tiene capitales invertidos en las empresas multinacionales que exploran para explotar las riquezas del subsuelo de las Malvinas Argentinas, ocupadas por los ingleses.
Para nosotros los trabajadores, se hace imprescindible reafirmar que la deuda externa es un gran negocio que abrió la dictadura para que la pague el pueblo argentino. Y esa es la misma razón por la cuál Bulgheroni, Bridas, Pérez Companc, los grupos económicos que estaban y que tenían en Martínez de Hoz su principal referente fueron los que se enriquecieron durante esos años.
Y los que se siguieron enriqueciendo a partir de esta democracia de la que llevamos 26 años, dónde ha habido avances importantes, pero en lo fundamental los grandes grupos económicos siguen condiciendo el futuro de nuestro pueblo con sus ingentes y extraordinarias ganancias. Haciendo que el hambre en nuestro país siga siendo una presencia vergonzante, pero fundamentalmente dolorosa para quiénes la sufren.
Por lo tanto, la deuda que posteriormente contrajo Cavallo en sus distintos momentos de gobierno, con Menem y con De La Rúa, también debe ser investigada y analizada, para que los argentinos no paguemos deuda que es fraudulenta o que ya ha sido pagada por distintos mecanismos.
Que los recursos de nuestro país -ya sea en términos de riqueza cotidiana o ya sea en términos de reserva o ahorro-, puedan ser utilizados para el desarrollo nacional, para garantizar una vida digna para todos los argentinos.
En este año del Bicentenario, donde decimos que queremos tener un Bicentenario sin Hambre, los recursos deben ser utilizados para pagar esa deuda interna, para un plan de desarrollo que nos permita recuperar los recursos estratégicos de la nación. Que nos permitan condicionar fuertemente a las empresas que siguen siendo beneficiarias de la explotación de los recursos estratégicos en nuestro país, y socias del imperio británico que ocupa las Malvinas Argentinas.
fuente, vìa:
http://www.argenpress.info/2010/03/argentina-la-deuda-interna.html
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