Deben sentirse muy afortunados los sobrevivientes del cataclismo haitiano. Por fin, hay quienes se acuerdan de ellos. Quizá son los mismos que alguna vez destruyeron su economía, su moral, para dejarlos librados a su suerte: para ser gobernados por embaucadores como lo fue François Duvalier (n. 1907.)
El llamado Papa Doc (médico de profesión), trabajó por la salud de los más necesitados, lo que le dio fama y prestigio. En 1957 consiguió el apoyo popular para llegar a la Presidencia de su país.
¿Por qué me recuerda a Perón?
Y como todo político de dudosa decencia, viéndose dueño del poder, enloqueció. Lo primero que se le ocurrió fue decretar al Vudú como la religión oficial.
El Vudú es una creencia que los esclavos trajeron a Haití del África Oriental. Se trata de una variante teísta (un Dios trascendental y personal), de un sistema animista (las cosas naturales están animadas) y provisto de un fuerte componente mágico.
Papa Doc pudo cometer todo tipo de fechorías porque la población local creía que él era una encarnación del temible Señor de los cementerios y de Lua, el dios vudú. Y para el colmo Estados Unidos, en su obsesión anticomunista, lo sostuvo porque temía que Haití se convirtiera en otra Cuba.
Yo era un adolescente cuando me fui enterando de las tropelías que cometían los facinerosos leales a Duvalier: los Tonton Macoute.
El nombre que identificaba a estos asesinos a sueldos se relacionaba con un cuento popular que los padres relataban a sus hijos desobedientes: el del Hombre de la bolsa.
Mi interés por lo haitiano surgió después de leer la vida del político, militar e hijo de esclavos: François Dominique Toussaint-Louverture (n. 1743), quien sentó las bases para la erradicación definitiva de la esclavitud en su país y, posteriormente, a consecuencia de ello, en el mundo entero.
Los Tonton Macoute también protegieron al hijo de Papa Doc, Jean-Claude (n. 1951), cuando éste reemplazó a su padre en 1971, para seguir matando a gente inocente.
Se cree que padre e hijo ordenaron la desaparición física de no menos de ciento cincuenta mil personas. Y el mundo impúdico y hostil, no se dio por enterado.
Yo pude entender la real dimensión del drama haitiano después de leer Los Comediantes, del escritor inglés Graham Greene (n. 1904), donde se relata el mundo trastornado que imperaba en la isla caribeña durante el sangriento mandato de Papa Doc.
Baby Doc fue depuesto por un golpe militar en 1986. Francia le concedió asilo político. En Paris ingresó en el jet set europeo, derrochando lo que no era suyo.
Los franceses tienen mucho que ver con la Historia desgraciada de este pueblo. A mediados del siglo XVIII, el Haití colonial, estaba ocupado por los galos quienes mantenían un férreo y cruel sistema esclavista: en una población de trescientos mil esclavos, apenas doce mil eran hombres libres (entre blancos y mulatos.)
Por todo esto sostengo que son afortunados los sobrevivientes del sismo: muchos de ellos podrán comer y los huérfanos tendrán alguna familia blanca que los adopte. Que ninguno de ellos deje pasar esta gran ocasión de recuperar algo de la dignidad perdida, porque muy pronto el mundo los volverá a colocar en el atrio del olvido.
LA VIDA ES UN FOTOCOPIA.
Saúl Rabín—Mar del Plata.
saulrabin@gmail.com
elrincondelosimpios.blogspot.com
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