lunes, 18 de enero de 2010

Haití, el nuevo espectáculo

No hay películas norteamericanas sobre la guerra de Iraq (un fracaso absoluto si nos atenemos a los objetivos enunciados por Bush para justificar la invasión): sus 4.000 soldados muertos no han merecido pasar a la cinematografía, como sí sucedió en Vietnam.
Allí empezó la era postmoderna de las guerras. El Imperio aprendió que la sociedad civil no debía ser expuesta a imágenes que hiriesen su sensibilidad. Ojos que no ven, corazón que no siente: adiós a la televisión y a las fotos de los reporteros. De ahora en adelante, sólo imágenes de paisajes, explosiones, desiertos. Y enemigos (iraquíes, afganos…) muertos. Los soldados norteamericanos no volverán a salir amputados y desangrándose en los informativos de sus hogares.
Vietnam produjo Apocalypse now, El cazador, Nacido el 4 de julio y cuántas otras grandes películas: terapias nacionales para enfrentarse a los propios miedos. Desde entonces no hay más imágenes que permitan entrar en un estado de depresión colectiva. No las hubo en la guerra del Golfo ni ahora con la de Iraq.
Tampoco las hubo en los atentados del 11-S, convertido por las televisiones en documento visual (el impacto en las torres mil veces repetido en mil variantes) y sonoro (los mensajes telefónicos dejados por las víctimas) sin sangre ni cuerpos destrozados: 3.000 muertos reducidos a estadística abstracta.
No aceptamos las señales violentas de la muerte porque atentan contra nuestra dignidad postmoderna, que enfatiza el cuerpo joven y juvenil, la imagen sana de gimnasio, dieta y cirugía.
En el Primer Mundo.
Dejamos sin embargo que fluyan las imágenes crueles de cuerpos destrozados cuando provienen del Tercer Mundo, allí están fotos y fotos y más fotos servidas por las agencias para ilustrar el sufrimiento de uno de los países más pobres del planeta: al fin son (eran) ciudadanos sin derechos.
fuente:
http://despuesdegoogle.com/2010/01/16/haiti-el-nuevo-espectaculo/

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