1.
Dicen que la encuesta válida, legal, definitiva, será el día de las
elecciones. Pero las encuestas: comprometidas, acordadas, pagadas,
llevan en el caso actual, seis años diciendo que quien va adelante, con
una ventaja de más de 20 puntos, es Enrique Peña Nieto, candidato
presidencial del PRI y de Televisa. Sin embargo, algunos prestigiados
intelectuales entre los que se registraron Lorenzo Meyer y John
Ackerman, se reunieron hace más o menos un mes preocupados por las
encuestas y decidieron hacer una encuesta “científica” aplicando sus
conocimientos de investigación sociológica y política, encargándole a un
empresa especializada –la empresa Berumen- que hizo el trabajo de campo
aplicando en la República una muestra mucho más amplia que otras. El
resultado fue que EPN y Andrés Manuel López Obrador, aparecen con una
especie de empate técnico de 30, 31 por ciento cambiando lo que otras
encuestadoras especializadas venían repitiendo.
2.
Por la honestidad demostrada por esos intelectuales a través de sus
trabajos y participaciones estas encuestas se impondrán entre quienes
conozcan sus resultados porque seguramente los medios buscarán
silenciarla para continuar con su propaganda anti AMLO que por cierto ha
sido muy bien pagada. Hay que recordar que las encuestas comienzan a
aparecer en los años ochenta porque antes no tenían razón de existir
dado el PRI ganaba todas las elecciones de presidentes, de gobernadores,
de senadores, de diputados y de presidentes municipales. Les dejaba un
dos por ciento de diputados y alcaldes municipales a los demás partidos.
Al aparecer las empresas encuestadoras muy pronto se dieron cuenta que
podrían ganar mucho más dinero haciendo “encuestas por encargo” para que
sirvieran de propaganda y promoción de partidos y políticos. Desde
entonces, mediante firma de acuerdos, las encuestas han servido como
propaganda para quien las pague.
3.
El caso de Peña Nieto es evidentísimo: desde que se convirtió en
gobernador del Estado de México en 2006 firmó acuerdos multimillonarios
con Televisa para que publiciten todas las obras de su gobierno y, al
mismo tiempo, se empiece a mover su nombre como precandidato
presidencial. Se sabía en todo México que su oponente seguro era Andrés
Manuel López Obrador que en esos seis años recorría cada semana
alrededor de 20 municipios, haciendo mítines y organizando comités, sin
que la TV y la radio digan alguna palabra. Cuando se comenzaron a
publicar encuestas Peña Nieto apareció con 30 puntos por encima de López
Obrador diciendo y repitiendo los medios que AMLO tenía muchos errores:
ser amigo de Chávez, de Bejarano, haber tomado Reforma, haber
desconocido las instituciones, ser violento y una serie de calumnias por
las cuales –decían- AMLO estaba abajo en las encuestas.
4.
Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula, han desatado una nueva campaña para
decir que López Obrador –cuando pierda- hará lo mismo que hizo hace
seis años. Él ha respondido correctamente como en 2006: ¡si me ganan con
limpieza reconoceré mi derrota, pero si me defraudan tendré que
protestar! O, ¿habrá un retrasado mental que –defendiendo al pueblo-
ponga la otra mejilla sólo para aparentar que es muy respetuoso? Lo que
ha sido muy claro es que AMLO no puede esperar la limpieza de los
comicios cuando desde 2006 las encuestas han hecho aparecer a Peña Nieto
como el “candidato del pueblo”, siendo el candidato de Televisa. ¿Cómo
calificar sólo los comicios si toda la campaña ha sido desigual,
inequitativa, tramposa y sustentada en el dinero? Yo aprendí desde los
sesenta y setenta que los electores votaban realmente por el PRI porque
este manejaba el dinero, los medios, los presupuestos, los regalos, las,
promesas, las presiones y todo.
5.
También aprendí que cuando el IFE o alguna autoridad superior dice a
las 20 o 21 horas del día de las elecciones quien ganó haga lo que haga
el “perdedor” (1988, 2006) ya se lo jodieron; con excepción de Francisco
Madero que encabezó una revolución armada en 1910 e hizo renunciar y
exiliarse seis meses después al presidente defraudador, Porfirio Díaz.
Quizá en 2012 hayan condiciones para una o varias revueltas de los
miserables, desempleados y pobres que comienzan a desesperarse, pero no
para una revolución que responda a una organización porque la izquierda
es muy débil y la socialdemocracia muy pacífica. No sabemos lo que
pasará en la próximas semanas a partir del resultado electoral. Muchas
veces puede pensarse de que la imbecilidad de algunos grupos gobernantes
los lleva a despertar a eso que llaman “el México bronco”.
6.
Las campañas de la TV y radio contra López Obrador, ahora que está
parejo con Peña, seguramente se harán más intensas. Personajes acérrimos
enemigos de AMLO como los expanistas Fox y Espino y los experredistas
Robles y Zabaleta –que se han arrastrado ante Peña y están en campaña
abierta contra AMLO- seguirán declarando sus sandeces y halagos al
priísta. Si los medios de información, los empresarios, el PRI y el PAN
logran que López Obrador sea derrotado por amplio margen por Peña,
repetirían lo que a Cárdenas en 1994: eliminarlo para otras protestas
con el argumento de que no se justificarían. Sólo quedarán los
legisladores peleando junto a la telebancada, los parientes de la
Gordillo, de Quadri y demás corruptos, su cargo entre los senadores y
diputados. Pero si le reconocen la victoria a López Obrador habría una
enorme alegría entre sus partidarios, pero comenzarán los torpedeos
derechistas enemigos.
7.
Los lópezobradoristas tienen que intensificar su trabajo porque si es
real el “empate técnico” deben saber que los gobernadores del PRI
dominan más de la mitad del país y de los lugares donde estarán las
casillas, así que cuentan con el control de gran parte del proceso
electoral. Además de la presencia de 10 mil profesores al mando de
Esther Gordillo, bien entrenados para las trampas electorales. Pero por
otro lado los amloístas deberían tener más cerca al movimiento
estudiantil # Soy 132 –que ha demostrado una gran honestidad e
inteligencia- con el fin de pedirles su ayuda para evitar que el PRI-PAN
impongan su fuerza en el momento de los comicios. Pienso que los
partidarios de López Obrador deben alegrarse al ver que su candidato
está en un empate técnico, pero no deben confiarse porque la clase en el
poder nunca ha demostrado honestidad o limpieza. Por eso hay que
prepararse muy bien para lo que suceda. (13/VI/12)
Pedro Echeverría V.
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