Cuando
el gobierno envió de vacaciones a los estudiantes secundarios, no
pasó por la mente del Ministro Hinzpeter, ni de su subsecretario
Ulloa, los niveles de adhesión que la causa de la educación pública
y gratuita ha ido ganando en la población, sin considerar el
profundo vuelco social que se estaba gestando bajo sus narices.
Entre
humo y lacrimógena…
Uno
de los hechos novedosos, de la última marcha, es la instalación de
un movimiento social, dispuesto a emplear la desobediencia civil si
es necesario para hacer sentir sus demandas, eso habla de los niveles
de impaciencia y cansancio existentes, respecto de los efectos del
modelo, al menos en la educación.
Porque
las respuestas del gobierno, tuvieron como centro al mundo de las
universidades tradicionales y los institutos de formación técnica
que se frotan las manos, puesto que les tocará parte de la torta,
sin moverse de su escritorio.
De
ahí la molestia de los estudiantes secundarios, de las universidades
públicas y privadas, la frustración de muchos padres y madres que
ven como otra generación de jóvenes se condena al fracaso, porque
no existe disposición de la clase política y del gobierno actual,
para escuchar sus demandas y proponer cambios de verdad y no meros
maquillajes.
La
situación es tan caótica que la agenda social y política no está
hoy, en La Moneda y los analistas políticos pueden buscarla en
cualquier parte, menos en la casa de gobierno. Estamos frente a una
administración arrinconada por la presión social, deslegitimada
políticamente, donde el presidente es obligado a reconocer errores y
asumir que hay temas que superan sus capacidades como la educación y
la batalla contra la delincuencia.
En
otros frentes, el diálogo con el movimiento social roto, la relación
con los partidos de oposición “reguleque”. De ahí entonces, el
intento de victimizarse frente a la opinión pública, instalando
ideas al estilo de “nos están pidiendo a nosotros que corrijamos
los males de más de veinte años”, “al presidente Piñera no le
perdonan nada”, “llamamos al diálogo y no nos escuchan” etc.,
etc.
Al
margen de la estrategia de comedia mexicana, elaborada por los
expertos en imagen y de efectos “lagrimógenos”. El gobierno
entregó su respuesta a las demandas de los estudiantes; y lo hizo
apegado al recetario, de los maestros de la ley del mercado liberal.
En síntesis, unos pocos fondos a repartir y unas becas, más algo de
control superficial, sin presionar, ni estorbar el negocio. Pedir más
al gobierno de los empresarios es difícil, excepto por la irracional
negativa a que los ciudadanos se pronuncien, sobre temas de interés
o evidente discordia. El presidente, muestra con esa actitud, un
inaceptable sentido anti democrático porque ante la petición
ciudadana cierra los ojos, los oídos y por supuesto las puertas del
Congreso. .
Para
la dirigencia estudiantil, el enfrentamiento sin logros concretos
tampoco sirve, la marcha del jueves, fue la expresión de las
posturas más beligerantes, tanto del gobierno como del propio
movimiento ciudadano. El subsecretario Ulloa, se atrevió a amenazar
de la forma en que ni siquiera Pinochet lo hizo, a las organizaciones
estudiantiles y al gremio de los profesores, en la persona de Jaime
Gajardo.
Desde
el movimiento mismo, irrumpen en la escena, pequeños grupos de
cabezas calientes, abusando del concepto de “acción directa”
entendiéndolo como la resolución violenta del conflicto y olvidando
su sentido profundo que apela a la resolución de los problemas, sin
intermediarios y por tanto fortaleciendo la auto-organización, en el
uso de asambleas donde legitimar su voz y no facilitar con su
conducta infantil, el juego gubernamental de presentarse como
agredidos.
Así,
el Presidente, presenta el caso del carabinero Gastón Pastén como
símbolo de su propio maltrato: "Las
personas que llaman sistemáticamente a estas marchas, prácticamente
toda la semana, tienen que entender que son responsables de los
hechos de destrucción, daño e incluso las lesiones graves que
afectan a nuestros carabineros, que están solamente cumpliendo su
deber de proteger a la gente” (La Tercera 15/07/2011)
Los
estrategas del poder, quieren ganar tiempo, seguramente pretenden
responder a la crisis con un ajuste ministerial, pero no pueden
hacerlo con tranquilidad en la medida que las aguas sociales no se
tranquilicen, de ahí el manejo comunicacional de los medios
oficiales, al centrar el tema en los desórdenes y en la violencia, y
evitar responder a las demandas concretas de fortalecer la educación
pública y de resolver en un plebiscito, si la educación para los
chilenos es un derecho o una actividad más del negocio.
La
bomba de humo ha sido lanzada y la operación sicológica de
desgaste, comienza su marcha.
Cuando
los que debían hablar callan, Frei dio la cara…
Desde
La Concertación, el ex – Presidente Eduardo Freí, en entrevista a
CNN Chile, ha dado la cara y ha marcado una posición frente a la
crisis. En lo esencial dijo: que el problema del gobierno es un
conjunto de promesas imposibles de cumplir, como el caso de poner fin
a la delincuencia. El Senador acusó a la actual administración de
no tener capacidad de diálogo social, por vías institucionales y
permanentes. Pero además, ha dicho que el problema de fondo es la
oposición tenaz de la derecha en su conjunto a cuatro reformas que
el país necesita de modo urgente: La Constitucional, La de
Educación, La Tributaria y la Reforma Laboral, sin ellas no se puede
avanzar.
Para
Frei, se está frente a un problema serio de gobernabilidad, un
gobierno que tiene un 30% de apoyo y grados de movilización social
tan álgidos, hablan de un peligro serio de desestabilización, por
la vía de la destrucción de los partidos políticos y del ascenso
de los populismos de cualquier tipo.
El
senador (DC) es la primera persona de peso dentro de la coalición
opositora, que sale a enfrentar el momento político desde la
oposición y lo hace con claridad, no se refirió estrictamente al
problema de la educación, pero sí reconoció que en Chile, hay
razones suficientes, para que la gente esté molesta.
Desde
El Mercurio, en tanto no dejan pasar el momento político que vive el
gobierno, en su editorial del 15 de julio, llaman a la administración
de Piñera a “ordenar su tablero político” porque desde ahí es
posible que la Alianza se ajuste. Para el decano, el meollo del
problema del gobierno es comunicacional, es necesario ubicar en ese
espacio “figuras de probada experiencia, trayectoria y sensibilidad
políticas”. Por tanto, sacando al jefe de Estado de la primera
línea, como es la tónica del gobierno en este primer periodo.
Desde
la alianza, las voces pidiendo cambios son múltiples, siendo la más
elocuente la de Pablo Longueira quien afirmó en un medio de
comunicación: “sino corregimos el rumbo las consecuencias van a
ser enormes”.
¿Por
quién doblan las campanas?
La
nueva forma de gobernar entonces, es una cuestión puramente
retórica, que tuvo su base en el desembarco de cuadros venidos del
mundo empresarial, sin convicciones de servicio público y por
supuesto, incapacitados de lograr los diálogos necesarios para dar
sustento político al gobierno.
Ese
modelo fracasó y se está en busca de un modo bastante más
tradicional, donde los Ministros cumplan la función de fusibles de
seguridad, alejando al presidente de los problemas cotidianos, eso si
el jefe de Estado, acepta ese nuevo esquema, porque su costumbre es
tener las narices puestas en todos lados, como cualquier empresario
lo hace con sus negocios.
Chile
país de indignados
Los
movimientos sociales, se encuentran en un buen pie, la lucha ha sido
larga, seguramente esto trae consigo la necesidad de fortalecimientos
o cambios de liderazgos, según sea el caso, lo importante, es
acrecentar los puntos ganados.
En
primer lugar, se logró conformar una organización multi-social
poderosa que sintonizó con uno de los problemas más sentidos de la
ciudadanía, como es el costo y deficiencias de la educación en
Chile.
En
segundo lugar, el mundo social organizado rompió la propaganda de
estigmatización violenta y sentido de minoría instaurado por los
medios de comunicación oficiales.
En
tercer lugar, se está frente a un nuevo aire de sensibilidad social
y política que es necesario aprovechar para encausarlo, en la
construcción de un discurso y una propuesta país.
Cuarto,
los partidos tradicionales, se han visto sobrepasados y han actuado
como meros espectadores, de este verdadero despertar de la
conciencia. Aun así se han legitimado liderazgos, provenientes de
las viejas guardias. Es notable la posesión y verdadero simbolismo
que logra Camila Vallejos y la persistencia del Presidente del
Colegio de Profesores Jaime Gajardo, a pesar de todos los ataques y
campaña de desprestigio.
Seguramente,
algo de eso molesta a los cabecillas tradicionales de La
Concertación, que ven como los conductores de los conflictos, hoy
son otros y no responden a las tácticas de subir o bajar la presión,
según las composiciones de las mesas de diálogo.
El
país cambia violentamente, y eso obliga a opositores como
gobiernistas a generar respuestas rápidas y coherentes, hasta hoy en
ese juego, ha sido la sociedad civil, sus dirigentes, sumado a los
medios de información alternativos, los que han resuelto de mejor
manera las dificultades del periodo.
Pero
todo puede cambiar, en la medida que no existan convicciones
profundas de alterar la realidad, esa es la tarea del movimiento hoy,
ese es el objetivo de los medios de comunicación, entronizados en la
redes sociales. Concretar voluntades de cambio, invitar a la mesa de
los movilizados a los senadores y diputados de oposición a los
dirigentes sociales todavía no convencidos, para lograr los acuerdos
que faltan.
La
pugna, dejará cientos de heridos de manera eufemística como real,
lo importante es mantener control del ritmo político e histórico de
los cambios. Sabemos que son lentos y discontinuos, pero lo
importante es lograr compromisos de presente y futuro en favor de los
más dañados por el modelo, ese es el compromiso del nuevo Chile, el
de los indignados.
Omar
Cid / Editor de Cultura Crónica Digital
Vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132479
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132479
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