El cielo está muy nublado. El sol no sale. Hay desconfianza. Lo ha
dicho Noam Chomsky al llegar a Alemania: “Occidente mira con mucho temor
el desarrollo actual”. Se refería al estado económico de los países
centrales. Más, comparó a la actual situación económica de su país,
Estados Unidos, con la última República de Weimar. Aquella pobre
democracia alemana que se debatía en las crisis económicas y más que
todo eso, en los millones de desocupados. Una situación que iba a
desembocar en la dictadura nazi de Hitler. Y lo aclaró el famoso crítico
social Chomsky: “Las carencias económicas siempre terminan con rabia y
odio a todas las instituciones”. Y no es el único que lo sostiene. Con
palabras más suaves lo expresó el jefe del Banco Central estadounidense
Ben Bernanke: “La economía de EE.UU. parece estar un poco más débil de
lo que esperábamos”. Sí, la falta de trabajo, la desocupación. Durante
la crisis, las empresas de ese país eliminaron ocho millones de puestos
de trabajo. Por supuesto, la enorme desocupación produce falta de
consumo. Por su parte, el Banco Mundial bajó su pronóstico de índice de
crecimiento para EE.UU. de 2,8 a 2,6 por ciento. Para no hablar de
Europa, principalmente de Grecia y de España.
La represión policíaca de Barcelona contra los desocupados fue muy
criticada en toda Europa. Con la crueldad y brutalidad con que la
policía catalana apaleó a las y los jóvenes que protestaban sentados y
sin violencia. Las escenas fueron pasadas varias veces en las
televisiones de todos los países europeos. Indignante que eso haya
ocurrido en Barcelona, aquella ciudad de donde salieron tantos héroes
que en la guerra civil lucharon y dieron sus vidas contra el oscuro
fascismo franquista. La represión se repitió luego en Valencia. Con
palos policíacos no se soluciona el problema de la falta de trabajo.
Sólo se promueve la violencia, como receta de abajo. Saber repartir,
saber administrar, eso se llama gobernar y no que unos pocos ganen cada
vez más y los otros pasen a ser marginados.
Aquí, en Alemania, si bien es el país con economía más estable de
Europa, hay preocupación por la baja de exportaciones sufridas en abril
pasado, en que cayeron en un 6,5 por ciento. Los productos alemanes son
caros para los países importadores.
¿Y la Argentina? El experto alemán Wolfgang Kunath le ha dedicado
una página entera –en el diario Frankfurter Rundschau– a la agricultura
en nuestro país. El estudio se titula: “El boom de la soja en la
Argentina”. Comienza el trabajo nada menos que con esta frase: “Los
agricultores que antes apenas podían sostenerse arriendan ahora sus
campos y se van a jugar al golf. El boom de la soja lo hace posible. La
vida en el campo argentino cambia radicalmente: las víctimas son las
pequeñas poblaciones y las chacras que quedan vacías. Y desaparecen los
ganados y los bosques y por supuesto, también el empleo”. Describe lo
que ve en su viaje: “Ventanas clausuradas, galpones abandonados, molinos
que ya no funcionan” pero “la fructífera pampa es escenario de un
espectacular milagro económico. Casi 23 mil millones de dólares ganó
Argentina por la exportación de cereal”. Esto reduce el trabajo “ya que
nueve días de trabajo, en seis meses, bastan para cultivar 150 hectáreas
de tierra”. Un regalo para los propietarios de la tierra y un corte de
manga para el trabajador agrícola.
“Tres días para la siembra, seis meses después, tres días para la
cosecha y entremedio, tres días para regar tres veces.” Por 150
hectáreas se ganan 4000 euros por mes. Mucho por no hacer nada”, es la
alegre conclusión. Claro, todo esto cuesta futuro. Sabemos muy bien los
estudios que se han realizado acerca de lo nefasta que resulta la soja
para la ecología de los campos. Principalmente en la tala de los
bosques, porque toda la tierra tiene que dar ganancias, por eso, soja,
soja, soja.
Sí, el mundo necesita otras normas. Ya ha llegado la hora de decir
basta al capitalismo salvaje y comenzar a administrar para el futuro.
Saber repartir para terminar con las violencias sociales y al mismo
tiempo cuidar la naturaleza. En Alemania se acaba de producir un
acontecimiento magistral: poner término a las centrales atómicas en un
plazo máximo de diez años. Un triunfo de los ecologistas. Y la sorpresa
es que lo haya propuesto un gobierno de centroderecha, defensor siempre
de las teorías de la economía de mercado. Ante las evidencias del
desastre japonés, la razón comienza a actuar. La vida antes que el
dólar. Ojalá que ese paso sea imitado por todos los países con centrales
atómicas.
Es que ha comenzado un período de debate. El mundo actual, con sus
violencias insoportables, tiene que buscar nuevos caminos. Y esto se
está expresando en diversos poderes. Aquí en Alemania sigue el debate
dentro de la Iglesia Católica de qué hacer ante la realidad de que las
iglesias están quedando cada vez más vacías. Y nuevamente es un cardenal
quien se detiene y dice abiertamente: esto no puede seguir así. “Es el
tiempo de renovarse, es tiempo de reforma”, nos dice. Reforma, el mismo
término que empleó Lutero hace más de medio milenio. Se trata del
cardenal Walter Kasper, profesor de dogmática, obispo y presidente del
Consejo Papal para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que
acaba de publicar un libro con el título Iglesia Católica. En él señala
que con respecto a los casos de abuso de niños por sacerdotes y miembros
de esa religión, para lo cual no debe existir ningún perdón, es
necesario luchar por una mejor estructura interior de la Iglesia. “Son
culpables del estado actual –escribe– la falta de visión y de
entusiasmo, y la falta de vida interior.” Reconoce la profunda crisis en
que se encuentra la Iglesia Católica y por eso exige una mayor
influencia de la mujer y una participación cada vez más fuerte de los
laicos. Dice que cada vez hay más mujeres que estudian teología y que
justamente a la mujer le pertenece el futuro. Otro hombre de la cúpula
católica que da el grito de alarma. Claro, lo único que le falta a ese
nuevo libro es el compromiso de ayudar a dar justicia social a un mundo
con diferencias sociales cada vez más profundas.
Pero siempre tenemos la alegría de traer en estas contratapas
pequeños grandes triunfos logrados desde abajo. Recibí aquí la
descripción de lo que fue la fiesta del colegio EMM No 2 de Villa
Pueyrredón, cuando se le impuso el nombre de Agustín Tosco. Ese héroe
bien de abajo, de una honestidad ejemplar, que terminó su vida
perseguido por los corruptos de siempre. Un nombre puesto por la
elección de los docentes, los alumnos y los padres de éstos. Estuvieron
en el acto los hijos del héroe del pueblo, sus nietos, sus amigos de
entonces y los artistas que mantienen su nombre en sus obras. Y
terminamos esta nota con la canción a Tosco del conjunto de rock Jauría,
que la estrenó en ese acto e hizo emocionar a todos:
¿Cómo hacer, por dónde comenzar
a empujar el mundo desde acá,
sin tu fuerza, sin tu voluntad,
sin tu incorruptible honestidad?
Tosco, tu espíritu
sigue marchando al frente,
enciende a la gente ante vos
cruzan el barrio Clínicas
columnas de liberación.
Compañero fiel ya nunca estarás
Muriendo en soledad,
Pues tu sueño
Es mi sueño de unidad.
Y estoy despierto...
Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-169905-2011-06-11.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-169905-2011-06-11.html
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