Los continuos delitos y atropellos perpetrados por la multinacional
Coca-cola en Colombia, merecen no solo una acción drástica contra la
impunidad contra la cual esta multinacional se maneja a su propio
albedrio, sino una inmediata y contundente reparación a las víctimas.
Crímenes
contra trabajadores, acoso sexual a sus trabajadoras y empleadas, un
sinnúmero de asesinatos consumados en incontables cargos de muerte,
amenazas, secuestros, torturas, destierro, constreñimiento ilícito,
desaparición forzada, terrorismo psicológico, quema de sedes sindicales,
además de fuertes vínculos con grupos paramilitares, son la pléyade de
cargos que pesarían sobre cualquier ciudadano, compañía, institución,
ente social público o privado, dentro de los límites de un país donde
someramente se cumplieran las leyes.
Ni que hablar de la
cancelación injusta de los contratos de trabajo, que constituyen las
violaciones de las leyes más elementales de cualquier estado organizado
serio de comienzos del siglo XXI. Esto queda evidenciado en la
subcontratación del 88% de los trabajadores en las plantas, muchos de
ellos sometidos al hambre y a condiciones infrahumanas de empleo. Dicha
situación ocasionó en este último tiempo, la muerte de más de 20
trabajadores en las embotelladoras, no solo por enfermedades crónicas,
sino a causa de accidentes por falta de medios que hacen a la seguridad
básica de quienes laboran.
Tomando como ejemplo la actitud del
ex presidente de la república de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, quien
criminalizó y trato de subversivos a sus detractores, y no conforme con
los mecanismos de despojo e impunidad de los que goza, Coca – cola
pretendieron judicializar a las víctimas que denunciaron sus abusos, tal
como ocurriera con los sindicalistas, víctimas constantes de
estigmatización, falsas acusaciones y de vinculación al terrorismo o a
la delincuencia. Algunos de los propósitos de la multinacional son
tratar de impedir las sindicalización de los subcontratados.
DAÑOS IRREPARABLES A LA ECOLOGÍA
Uno
de ellos es la utilización irracional del agua, el robo de fuentes y su
posterior contaminación. En mayo del 2007, la contraloría de Bogotá
informó que de 50.000 hectáreas de humedales que había en la ciudad en
los últimos 50 años, hoy quedan apenas 660, y 11 de cada 12 humedales,
se hallan contaminados por empresas de la multinacional Coca – cola. En
el humedal “Capellanía” ubicado en Fontibón, por ejemplo, la compañía
descarga aguas industriales no tratadas, afectando el ecosistema
hídrico, incumpliendo los requisitos de PH (Acidez), descargando grasas,
aceites y residuos sólidos, que violan todos los pactos nacionales e
internacionales del medio ambiente.
Cuando la secretaría
distrital de ambiente pretendió imponerle a Coca – Cola el pago de 200
millones de pesos por daños ecológicos, la compañía amparada detrás de
sus vínculos con el gobierno del entonces Uribe Vélez y grupos
paramilitares no solo omitió respuesta al comunicado oficial sino que
continuó con sus fechorías contra el medio ambiente.
Debido a
las consecuencias más comunes de dar a conocer este tipo de información
en Colombia y en el resto del mundo, donde el sicariato y la impunidad
se encuentran en niveles siderales, por el temor o la complacencia de
los medios de comunicación masivos que están al servicio de estas
multinacionales, esta información no fue difundida, desde la página
virtual kaos en la red, revista reflejos de Colombia y Latinoamérica
rompiendo el cerco desinformativo con valor, en la mera esperanza de que
algo o alguien tome alguna medida para que en Colombia y en los demás
países donde hace presencia esta multinacional no puede quedar por
encima de las leyes.
Mucho menos los mandatarios y amigos de
estas multinacionales que están al servicio de los intereses de los
capitalistas asesinos y mezquinos de nuestros países en vía de
desarrollo.
Fuente, vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/espureos-negocios-para-coca-cola
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