La noche del 10 de mayo de 1975 hubiera pasado lentamente sin dejar
huellas en la ciudad. Todo hubiera sido común y corriente en San
Salvador, capital de El Salvador. Los mariachis hubieran seguido tocando
y cantando rancheras en “La Praviana” hasta el amanecer
acompañados por los gritos de un coro de borrachos tambaleantes y fuera
de control. La vida loca en aquel famoso centro de derroche y bacanal
capitalino hubiera continuado su metamorfosis nocturnal sin interrupción
alguna. Los machos hubieran llorado como niños el amor no correspondido
y los más cobardes hubieran enseñado los dientes señalizando su
disposición al combate. La Praviana había adquirido con los años la fama
de ser un lugar de placer y lujuria. Se había convertido en el punto de
convergencia de pobres, ricos, bohemios e intelectuales, homosexuales y
prostitutas. Los actores de turno de esa tragicomedia popular
improvisada olvidaban por unas horas, a causa de los efectos del alcohol
y la mariguana, el conflicto social y político que reinaba en la
sociedad salvadoreña. La lucha de clases que efectivamente movía el
acontecer político del país pasaba por unas horas a un segundo plano. Un
cese inconsciente de hostilidades políticas. Todo hubiera sido normal y
cotidiano si Roque Dalton no hubiera sido asesinado aquella funesta
anoche. Dalton escribió un día un pequeño verso acerca de la noche: Ceguera:
es la primera palabra que se te ocurre.
Ciegos por el
dogmatismo y el extremismo político, por cobardía, celos, envidia y
llenos de odio estaban sus verdugos en el momento en que ajusticiaron al
poeta revolucionario. El tribunal de guerra que en sumarísimo juicio
condenara a muerte a Roque Dalton estaba compuesto por la dirigencia del
grupo guerrillero ERP: Joaquín Villalobos, Alejandro Rivas Mira,
Vladimir Rangel y Jorge Meléndez. Solamente Eduardo Sancho (Fermán
Cienfuegos) se opuso al veredicto. Dalton fue acusado de ser colaborador
de la CIA. Y con el agravante de ser indisciplinado, bohemio, bebedor
empedernido, poeta y pequeñoburgués. Para tales fanáticos y obsesos
revolucionarios cualquiera de esos cargos hubiera sido suficiente para
merecer la muerte.
Recién en 1993, 18 años más tarde, el
comandante guerrillero Joaquín Villalobos reconoció públicamente que la
ejecución de Roque Dalton había sido un “error de juventud”,
un capricho de los años mozos. ¡Vaya cinismo!
Sin menoscabar la
importancia que tiene el hecho de aclarar desde el punto de vista
jurídico la autoría material de este hecho criminal para que este crimen
de lesa humanidad no quede impune, me parece sumamente importante
plantearse también la pregunta de cuáles fueron los motivos que
condujeron a estas personas a dictaminar la sentencia de muerte de Roque
Dalton. Esta reflexión no es de carácter político sino más bien
ideológico.
¿Quien fue Roque Dalton García desde el punto de
vista ideológico, cual era su visión del mundo y de la vida?
Roque
Dalton ingresó en 1955 a las filas del partido comunista salvadoreño
que en aquellos años se encontraba fuera de la ley. Dalton era
comunista, un marxista-leninista muy especial, podría decirse que era un
camarada fuera de serie. Se definía a si mismo como un hombre de
tabernas, un escéptico y luchador, un hombre de letras y del marxismo. Para
él revolución y vida formaban parte de una unidad indisoluble.
Roque
ciertamente gozó la vida mundana donde y como pudo sin remordimiento ni
mala conciencia alguna. Reía con ganas y hacia chiste de cualquier
cosa. Sus comentarios irónicos hacían dudar a veces a sus interlocutores
y en más de una ocasión los hizo perder la paciencia y los buenos
modales. Roque Dalton era definitivamente un bohemio, un libertino de su
época, un camarada comunista para quien no había conflicto moral alguno
entre la revolución y el simple hecho de beberse una cervecita Pilsener
(bien fría) en el Bar Lutecia de La Praviana acompañada con un coctel
de conchas.
Tal estilo de vida no compaginaba con los cánones
ético-morales (casi religiosos) de las organizaciones
marxistas-leninistas de la época.
Dalton tuvo la oportunidad de
conocer muy de cerca la realidad del socialismo europeo. Roque discutió
con pensadores, intelectuales y dirigentes revolucionarios del mundo
entero, apasionadamente y en profundidad, acerca de la Dialéctica,
Historia, Filosofía, Literatura, Revolución, métodos y formas de lucha,
incluso hasta sobre las ventajas y desventajas de ciertas armas de
guerra.
Roque Dalton era la negación personificada del tipo de "cuadro
revolucionario" en la mente de ortodoxos y dogmáticos. A
Dalton le gustaban la discusión y la controversia, cuestionaba todo,
argumentaba con fundamento y era coherente en sus análisis, se reía de “los
libros sagrados” del marxismo-leninismo, es decir los manuales de
la Academia de Ciencias Políticas de la Unión Soviética, leía literatura
“decadente”. Roque era irreverente, critico, “hereje” y
además poeta. Bajo todos los puntos de vista Roque Dalton era una
personalidad difícil que incomodaba tanto a sus amigos
(nacionales y extranjeros) como a sus enemigos.
Ninguno de sus
verdugos podía sermonearlo acerca del socialismo real y del hombre
nuevo socialista. Roque Dalton había acumulado a la sazón mucha
experiencia de la vida real mientras los jovencitos que lo condenaron a
muerte, cegados por el fanatismo ideológico, aún estaban saliendo del
cascarón. Ninguno de ellos estaba a la altura de Roque.
Para los
místicos revolucionarios, oscuros y miopes monjes de la revolución,
Roque Dalton García era simplemente un intelectual decadente y un hereje
ideológico. El tribunal de guerra haciendo las veces de la Santa
Inquisición lo encontró culpable y lo condeno a muerte por traición.
Pobrecito
Poeta que era yo es el titulo de su última obra literaria, una
novela en la que utiliza la técnica de Julio Cortázar de mezclar tiempos
históricos y personajes contemporáneos, una especie de collage
literario. Roque Dalton reflexiona en esta obra acerca de su papel
histórico en la lucha de clases salvadoreña. En un primer momento el
lector recibe la impresión de estar leyendo un resumen caótico de
eventos del pasado y del presente donde los personajes se confunden
aparentemente en un primer momento. En el fondo su novela Pobrecito
Poeta que era yo es un acto de reflexión personal, donde Roque
devela al lector lo más recóndito de su esencia humana. Es en cierta
manera un testimonio político-ideológico-emocional de la vida del poeta.
Sus Poemas Clandestinos escritos en 1974 dan
prueba en cierta medida de la intensidad de la lucha ideológica al
interior del movimiento revolucionario salvadoreño y en particular
dentro del ERP. A lo mejor Roque intuía o sabía que el papel de Poeta y
Revolucionario no era comprendido en su verdadera dimensión. En el poema
Sobre nuestra moral poética Roque escribe así: // No confundir,
somos poetas que escribimos / desde la clandestinidad en que vivimos.//
No somos, pues, cómodos e impunes anonimistas: de cara estamos contra el
enemigo / y cabalgamos muy cerca de él, en la misma pista. // Y al
sistema y a los hombres / que atacamos desde nuestra poesía / con
nuestra vida les damos la oportunidad de que se cobren día tras día. //
La
muerte de Roque Dalton es parte de la página roja del
movimiento revolucionario mundial. Muchos son los nombres de hombres y
mujeres que a lo largo y ancho del planeta han sido asesinados con saña
so pretexto de traición al ideario político-ideológico y de colaboración
con el enemigo. La lección histórica que nos deja tanto crimen cometido
en las propias filas del movimiento de izquierda en “aras de la
revolución” radica en el hecho de reconocer que una práctica
revolucionaria basada en la interpretación equivocada y retorcida de la
teoría revolucionaria conduce tarde o temprano a un callejón sin salida.
A Roque Dalton se le acusó falsamente de colaborar con el
enemigo. Por ironías de la vida uno de sus acusadores, el otrora
tristemente célebre comandante Joaquín Villalobos, es un fiel
colaborador del Presidente Álvaro Uribe de Colombia y del partido
ultraconservador ARENA de El Salvador entre otros.
La
colaboración de Villalobos con los sectores más reaccionarios del
continente americano es tan evidente que viéndole actuar uno tiene la
impresión de que está orgulloso de su nuevo rol político.
Roque
Dalton fue un comunista que estuvo dispuesto a entregar su vida por la
construcción del socialismo. ¡Completamente diferente a Villalobos!
Acerca
del futuro de El Salvador Roque Dalton escribió este poema: // El
Salvador será un lindo / y (sin exagerar) serio país / cuando la clase
obrera y el campesinado / lo fertilicen lo peinen lo talqueen / le curen
la goma histórica / lo adecenten lo reconstituyan / y lo echen a andar.
// El problema es que hoy El Salvador / tiene como mil puyas y cien mil
desniveles / quinimil callos y algunas postemillas / cánceres cáscaras
caspas shuquedades / llagas fracturas tembladeras tufos. // Habrá que
darle un poco de machete / lija torno aguarrás penicilina / baños de
asiento besos de pólvora.//
Muy lejos está El Salvador de
ser el país que Roque Dalton soñó. Las razones y circunstancias
socioeconómicas que condicionaron el camino político-ideológico de
Dalton y o llevaron a entender el comunismo como la aspirina del
tamaño del sol que curará todos los males de la sociedad capitalista
todavía están vigentes en El Salvador del siglo XXI.
Si Roque
estuviera vivo mucho material tendría para escribir sarcásticos versos
acerca de los viejos y nuevos ricos en El Salvador, a lo mejor nos haría
reír con una historieta en lenguaje criollo de héroes guerrilleros de
trapo, de renegados y vendidos de la revolución salvadoreña. A lo mejor
escribiría un nuevo Poema de Amor a los casi 80.000
salvadoreños que perdieron sus vidas durante la guerra civil.
Roque
Dalton ocupa desde ya un lugar privilegiado en la historia de El
Salvador y América Latina. Sus poemas y cuentos vuelan por todo el
continente como un ramo de rosas rojas.
Este fue Roque Dalton
García, poeta y revolucionario.
Fuente, vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=105753
si desean conocer más de la obra, el pensamiento y la vida de Dalton, en www.editlegado.com hay varios de sus libros y biografías, además de los de otros héroes salvadoreños como Monseñor Romero e Ignacio Ellacurría. Espero que lo tomen en cuenta todos aquellos salvadoreños que se encuentran lejos de su patria, para que sus hijos también conozcan su historia.
ResponderEliminarSaludos!